...de esa fecha, en que resultó calado, al día de hoy, Sergio supo...
Sergio Flores está en el hule desde el viernes pasado en la noche. Su afán de triunfo lo llevó a vivir una situación límite en San Luis Potosí. Vamos, que no se quería dejar ganar la pelea por Diego Silveti, que ya le había tumbado dos orejas al quinto de la noche, por una que había cortado el tlaxcalteca al tercero.
Y sobrevino la cornada en esa larga a portagayola. Fue un lance dramático, impactante, que pudo tener peores consecuencias. Pero por fortuna no fue así. La atención se dio con rapidez y parece que todo avanza por buen camino. Sergio se encuentra estable y recuperándose.
Ahora tendrá que rumiar la amargura de perder varias fechas de una temporada triunfal, en la que se mantiene en lo más alto del escalafón mexicano, con la firme intención de no bajarse del carro y pensando en tirar de él. Ahí está ya a la vista la Temporada Grande de La México. Qué justo sería verlo en la corrida de inauguración, luego de sus contundentes triunfos de años recientes.
Ayer se confirmó la noticia de que cancela las cinco fechas que tenía contratadas en el mes de septiembre. No quiere especular. Y tiene razón, pues no es su estilo. Es preciso que se recupere con la debida calma, y que ese brazo derecho, el que resultó más dañado de los dos, recobre toda la movilidad y le permita volver a torear sin dejarle secuelas.
A los toreros como Sergio, que tienen raza y un objetivo muy claro del sitio al que quieren llegar, saben salir adelante. Son tenaces, fuertes mentalmente. El ejemplo más palpable en su carrera fueron aquellas cuatro cornadas que sufrió durante la misma tarde de Madrid, cuando aún era novillero.
Lejos de casa, de su familia, el torero de Apizaco no perdía la sonrisa de los labios en el hospital, desde el que tuvimos ocasión de hacer un programa especial para Radio Tlaxcala al vernos impedidos de transmitir la actuación que tenía contratada cinco días después en la plaza de Valencia.
Y de esa fecha, en que resultó calado, al día de hoy, Sergio supo que lo suyo iba en serio. Paso a paso, con una tremenda afición y una disciplina de hierro, consiguió escalar peldaños en medio de una generación que ya se había cuajado. Vino desde abajo, sin hacer alharacas, mostrándose como un torero recio que siempre busca hacer el toreo bueno.
Ahí queda como muestra su gran faena al bravo “Gibraltar", el toro de Xajay, en la Plaza México, el 8 de febrero de 2015, ahí cuando "se funden la paciencia y la bravura”, según rezaba el titular de mi crónica de esa tarde.
Ahora fue "Huasteco", también de Xajay, el que lo ha dejado fuera de combate… por el momento. Así es la grandeza de la Fiesta, que a nadie deja indiferente.
En estas horas bajas y de reflexión, que también sirven a los toreros para hacer distintos replanteamientos, seguramente Sergio Flores confirmará para sí mismo la determinación de convertirse en figura del toreo. Porqué él y Tlaxcala se lo merecen. ¡Ánimo, torero! Y a ponerse güeno, como decían los antiguos.