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Efemérides: 16 años sin "El Ciego" Muñoz

Miércoles, 02 Ago 2017    CDMX    Bernarda Muñoz | Foto: Rosa Elmira   
Un personaje entrañable de nuestra Fiesta

Un día como hoy, 2 de agosto del 2001, murió Jesús "El Ciego" Muñoz, personaje inolvidable de la Fiesta que marchó a la eternidad hace ya 16 años. Torero, romántico y auténtico bohemio que dejó huella en los anales de la tauromaquia por su  don de gente, siempre estaba dispuesto a ayudar al más necesitado.

Jesús Muñoz fue el precursor de las agencias taurinas  que existen ahora en el país. Con una cuartilla y una plumón de tinta negra anotaba sus datos, acompañado para su inspiración de su Delicado, un Raleigh, o si tenía tos, de un Salem, pero eso si con Vick Vaporub para que no raspara. Todo el orbe taurino acudía a El Ciego con sólo una llamada, y él se encargaba de distribuir con gran eficiencia la información taurina.

Hermano menor del matador José "El Negro" Muñoz, que hizo mancuerna con el inolvidable Alberto Balderas y que en su paso por la Vieja Patria se hizo amigo de los poetas de la generación del 27, como García Lorca, Miguel Hernández, Jorge Guillén y Rafael Alberti. Más tarde se incorporará como catedrático del Instituto Politécnico y del programa taurino "Toros y Toreros", de Julio Téllez.

Jesús fue motivo de inspiración de Luis Spota en su libro “Más cornadas da el hambre”,  en  donde se personifica a El Ciego y a Pancho Camioneto, y  de  Jorge López Antúnez en “El Zopilote Mojado”, en donde nos relata su famosa “Cueva” de Monterrey, como así le llamaba a su albergue de compañeros de la legua y andanzas taurinas, como lo fue el famoso Burbujas, apoderado del inolvidable mimo  Mario Moreno “Cantinflas”.

Muñoz también tenía sensibilidad y talento para la poesía y corridos mexicanos dedicados a figuras, como a Juan Belmonte, Carlos Arruza, Juan Silveti y Fermín Rivera, y a esos médicos entusiastas y competentes que atendían con verdadera vocación a los toreros caídos como fueron José Rojo de la Vega y Javier Ibarra. “Si yo fuera torero”,  el más hermoso y sentido de sus poemas, sobre el deseo de querer, de brindar un toro  y ya no poderlo hacer.

Recordamos con cariño a Jesús “El Ciego” Muñoz, personaje de desgarbada figura, enjuto de carnes y vestimenta sui generis largo cabello, lentes de "fondo de botella" y sombrero de palma, con su frase  inconfundible: "A mí, mi luz, manito".



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