Uno de los casos insólitos en el toreo es la historia del toro "Zorrito", de San Mateo, indultado el 5 de febrero en la desaparecida plaza "El Progreso" de Guadalajara, que fue toreado tes veces por Manolo Espinosa "Armillita" a lo largo de la vida de este ejemplar que se convirtió en semental.
En aquella tarde actuaban, además del hijo mayor del maestro Fermín, el célebre Carlos Arruza, por ese entonces convertido en rejoneador; el clásico torero de Salamanca, España, Santiago Martín "El Viti", y el hidalguense Jaime Rangel.
Manolo le brindó la muerte de "Zorrito" a su padre, que recibió una larga ovación en recuerdo de su fama, reconocido como uno de los baluartes de todos los tiempos. La alegría y buen estilo de "Zorrito" contagiaron al público, que abarrotaba la plaza, y fue al cabo de varias tandas de excelente acabado, mayoritariamente por el lado derecho, como Manolo consiguió estructurar una faena de temple y calidad que culminó con el indulto del toro de San Mateo.
Las vueltas al ruedo no se hicieron esperar cuando el noble ejemplar regresó a los corrales, y Manolo compartió una con su padre y otra con Ignacio García Villaseñor, que ya por esa época se hacía cargo, conjuntamente con Antonio Llaguno García, de la divisa prócer de San Mateo, tras la sociedad que un año antes habían firmado Ignacio García Aveces con el dueño de la divisa, por entonces ya asentada en tierras michoacanas.
Al cabo de unos cinco meses, ya cuando el toro disfrutaba de ser semental, el ganadero Javier Garfias tuvo la ocurrencia de que el propio Manolo volviera a torearlo. Desde luego que esto no es muy recomendable, pero Armillita aceptó el reto y volvió a ponerse delante de "Zorrito" en la plaza de la ex hacienda potosina de De Santiago, donde se le volvió a probar ante el picador, al que acudió con pujanza.
"En esta segunda ocasión, el toro fue más bravo que en la plaza, y lo más curioso fue que embistió mejor por el pitón izquierdo, pues quizá era por ahí no lo había toreado tanto como la primera vez. Recuerdo que me exigió mucho y tuve que someterlo con la muleta para encauzar bien sus embestidas, que tuvieron raza y transmisión. Este reencuentro con Zorrito me hizo pensar en el misterio que entraña la bravura, y para mí fue una experiencia inolvidable", refirió, hace algunos meses, el maestro Manolo Espinosa, casi medio siglo después de esta efeméride.
En los años siguientes, "Zorrito" pasó a manos de varios ganaderos que quisieron padrearlo, y al cabo del tiempo se tomó la decisión de que se le toreara ¡por tercera vez!, pero ahora en la misma plaza, la de El Progreso, donde había sido indultado en febrero de 1966.
Y fue el propio Manolo Espinosa "Armillita" el encargado de este hecho irrepetible en el toreo. A estas alturas de su vida, y luego de haber padreado en diferentes ganaderías, con distintos resultados, "Zorrito" ya no embistió como en las ocasiones anteriores y se defendió un poco, aunque nunca dejó de embestir con fuerza y raza.
El círculo de la vida de "Zorrito" concluyó ese mediodía soleado en la asolerada plaza de Guadalajara, cuando Armillita le dio muerte de una media estocada ante la atenta mirada de un reducido grupo de aficionados y taurinos que presenciaron el punto final de un toro para el recuerdo.
Acompañas estas letras el valioso testimonio fílmico de este hecho, obtenido del programa de televisión "6 Toros 6", conducido por Nadim Alí Modad. Ahí se pueden observar las tres lidias que dio el famoso "Zorrito".