El comentario de Juan Antonio de Labra (audio)
Jueves, 21 Jul 2016
Ciudad de México
Juan Antonio de Labra | Opinión
Sobre el debate antitaurino de mañana y la obligación de enviar un mensaje claro
El debate sobre la fiesta de los toros que se va a celebrar este viernes en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, se trata de un evento promovido con un claro objetivo antitaurino, y se ha invitado a los taurinos sólo para cumplir con un mero formulismo, pero sin un afán sincero de escuchar nuestras propuestas.
No obstante, y a sabiendas de que la actitud de los antitaurinos es provocativa y nunca ha sido respetuosa, el hecho de asistir, como aficionados a los toros, supone una demostración de carácter. Es preciso dar la cara y no mandar un mensaje de cobardía… y mucho menos uno que aparente desinterés.
Y aunque se desconoce si la seguridad estará garantizada para evitar una confrontación que no favorece a nadie, no podemos seguir escondiéndonos, sin aprovechar oportunidades como la de mañana para fijar una postura definida y tratar, en la medida de lo posible, de dejar constancia de que sí estamos en la pelea por la libertad de nuestros derechos.
Parece que hoy día esa recurrente falta de organización de los taurinos se ha convertido en un revulsivo para afrontar los ataques directos, y casi siempre viscerales, de esos grupos antitaurinos y animalistas que quieren acabar con la Fiesta, alentados por la manipulación de los políticos oportunistas que se ciegan con el filón de popularidad mediática que este asunto les proporciona.
Porque en el fondo, ningún político con dos dedos de inteligencia echaría por tierra los puestos de trabajo, directos e indirectos, que generan los toros, a la que se suma una gran derrama económica que beneficia a miles de ciudadanos que también tenemos un derecho legítimo a dedicarnos a esta actividad en sus distintas facetas.
Ahora no sólo es la moción de Morena para cargarse el espectáculo taurino, sino que el Partido Verde ha retomado una iniciativa de ley que presentará ante el Senado de la República para abolir la Fiesta a nivel nacional.
De tal forma estamos luchando contra distintos frentes a los que es preciso contraatacar con inteligencia y argumentos sólidos, tangibles, que hagan recapacitar a los políticos acerca de la importancia histórica y la verdadera significación de la fiesta de los toros en este país.
Aunque la Asociación de Ganaderos ha mantenido un perfil discreto ante los hechos que se viven, se ha convertido en la agrupación taurina más interesada en resolver este grave problema, y goza de un mérito invaluable que quizá no ha trascendido, pero que está respaldado por una intensa labor de cuatro años de trabajo.
Pero ahora que las aguas están tan revueltas, con la asamblea avocada a la redacción de la constitución de la Ciudad de México con un claro talante antitaurino, se nos ofrece la posibilidad de reaccionar a tiempo para exigir respeto y libertad, dos palabras clave en una sociedad democrática que deben reflejar una auténtica madurez política.
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