La fiesta de los toros está repleta de circunstancialidades, y por eso no resulta extraño que el próximo domingo en la Plaza México Diego Urdiales haya entrado al cartel en sustitución de Enrique Ponce, y así pueda confirmar su alternativa 16 años después de haberla recibido en Dax.

Es algo curioso, porque en su día, no pudo recibir la alternativa en la Feria de Vitoria del 99, como estaba previsto, debido a que la corrida se suspendió por lluvia. Pero a los pocos días, y de manos de Paco Ojeda, lo que sin duda fue un padrino de lujo, el riojano pudo ver realizado este sueño.

No hace mucho tiempo, la Asociación Nacional de Matadores impedía que un torero extranjero anunciado pudiera ser sustituido por otro extranjero, en una medida que buscaba proteger los intereses del gremio. Sin embargo, se trataba de una medida estatutaria que ya no surte efecto, y parece sano que así sea, porque se trataba de un impedimento que afectaba los intereses de las empresas.

En este caso en concreto, la sustitución de Urdiales por Ponce en La México está más que justificada, ya que se trata de una de las revelaciones de las últimas tres temporadas, y poco a poco se ha forjado un lugar en la Fiesta a base de constancia y paciencia, dos atributos indispensables en esta feroz batalla que es el toreo.

Porque en todos estos años de padecer el continuo ninguneo de las empresas, fiel a la figura de la independencia, Diego Urdiales consiguió entrar en las grandes ferias tragándose las corridas duras, y demostrando que su concepto del toreo tenía que acabar imponiéndose a todas las adversidades.

Y fue a base de esfuerzo, dedicación y mucho estudio, como ha conseguido llevar la pureza de su estilo a la máxima expresión, dotada de una elegancia natural que es un bien escaso en la mayoría de aquellos que se visten de luces.

Diego Urdiales encajará en México, y será precisamente el próximo domingo, con la televisión de por medio, como tendrá que aprovechar este golpe de impacto mediático para dejar claro que también otros toreros deben tener cabida en el país, además de las figuras consabidas.

Ahora de la mano de la FIT tiene la garantía de torear un aceptable número de corridas en plazas importantes, lo que sin duda se trata de una motivación especial. Así que la vida le vuelve a sonreír en esta etapa de su carrera, la de la plena madurez artística y humana, después de haber escalado la montaña del toreo por su cara más dura. Es el momento de disfrutar de la magnífica vista desde la cumbre. Y de mantener la guardia en alto.