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Espectro Taurino: En constante evolución

Sábado, 07 Nov 2015    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
El espacio de cada sábado
Anoche, Fermín Rivera celebró con una exitosa encerrona su primera década como matador de toros, alternativa que recibió en la Plaza México el 6 de noviembre de 2005 y que fue punto de partida para una carrera que ha ido en constante evolución, notoriamente de menos a más.

Hoy en día, hay que reconocer que Rivera es uno de los toreros más importantes de este país. Sin embargo, nada para él ha sido fácil y el tema inició cuesta arriba desde el mismo día de su doctorado, ya que escuchó los tres avisos al no poder liquidar a su segundo toro.

Los primeros años de su trayectoria como matador resultaron muy complicados y las oportunidades escaseaban cada vez más. Naturalmente que desde siempre mostraba ese talante del toreo correcto y fundamental, pero Rivera no conseguía abrir caminos.

Desde nuestro punto de vista, el parteaguas para la carrera del potosino fue el inicio del trabajo con Beto Preciado y Polo Meléndez, piezas fundamentales en su desarrollo. Y es que no solamente le ayudaron a sumar contratos en una etapa complicada, sino que pulieron su técnica y colaboraron a solidificar su concepto. 

Y aunque poco a poco comenzó a dar de que hablar en diversas localidades de la geografía mexicana y cortó una valiosa oreja en La México a finales de 2011, el momento del "boom" fue cuando desorejó al toro "Gavioto", de San Mateo, el 6 de enero de 2013 en el propio coso de Insurgentes.

Aquella faena fue modélica, no solamente por el temple que brotó de las muñecas del potosino, sino porque consiguió reventar los tendidos con un toreo pulcro, aseado y académico, sin necesitar el más mínimo desplante y notándose como un torero en franco ascenso.

Con paso firme y seriedad de torero bueno, Fermín supo aprovechar las puertas que se le fueron abriendo y comenzó a ser integrante frecuente de las principales ferias en nuestro país. Y aunque ha veces se le ha tachado de frío, cierto es que, cuando se torea con esa pureza, tampoco hace falta mucho más.

Naturalmente que Fermín no es un torero para "la galería" y se ha mantenido fiel a una filosofía taurina. En este sentido, creemos firmemente que tiene la capacidad para emprender la aventura del otro lado del Atlántico y cumplir el sueño de confirmar con éxito en Madrid, objetivo que nos platicó en una entrevista que le realizamos a mediados de la semana que hoy concluye.

A diez años de su alternativa, pensamos que Fermín Rivera se encuentra preparado para ratificar el doctorado en la capital de España y, además, plantear una campaña europea en la que pueda darse a conocer por aquellos lares. Es el potosino, si duda alguna, "material de exportación".

Por lo pronto, volverá a la Plaza México la semana entrante y lo hará en un cartel de lujo a lado de Enrique Ponce, como lo merece definitivamente, y como tercer espada Fermín Espinosa "Armillita", joven matador que va a avanzando con pasos sólidos en su muy nueva carrera.


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