El mozo de espadas Jorge López, conocido cariñosamente como "El Negrito", falleció ayer, a la edad de 63 años, como consecuencia de una enfermedad hepática, en una clínica del IMSS en esta Ciudad de México, donde había nacido el 9 de febrero de 1952.

En los últimos ocho meses, El Negrito se sometió a un tratamiento contra la insuficiencia hepática que padecía desde hace varios años, pero, lamentablemente, ya no pudo superarla. El sepelio será este mediodía, a las 14:00 horas, en el Panteón Jardines del Recuerdo, en Tenayuca, Estado de México.

Además de haber querido ser torero, Jorge colaboró estrechamente durante muchos años con el maestro Armando Rosales "El Saltillense", y también disfrutaba haciendo fotos a sus toreros, a los que defendía con mucha entrega. Pero ciertamente lo que más le gustaba era arreglar las cosas de torear, embestir en Chapultepec cuando ensayaban el toreo de salón, y conseguir las pencas de maguey para el entrenamiento con el carretón.

Lagos años estuvo al lado del matador norteño Hernán Ondarza, al que le tuvo mucha fe, y desde finales de los setentas anduvo en el cuento del toro con novilleros humildes y también con toreros consagrados, como el caso de Federico Pizarro, entre muchos otros. Y en estos últimos cuatro años de su vida trabajó con el matador Alejandro Martínez Vértiz.
 
Cuando quería ponerse serio lo conseguía, pero nadie se la creía demasiado, pues su talante siempre era jocoso y ácido, pues sus críticas calaban hondo porque las decía sin ninguna especia de miramientos. Asimismo, sus enfados eran rotundos y con gran alharaca, pero al poco tiempo estaba otra vez sonriente, mostrando su amplia sonrisa, y de pocos dientes, que le caracterizaba.

Desde aquí enviamos nuestro pésame a su familia. Descanse en paz este hombre simpático y servicial, conocedor del toreo, que se entregó en cuerpo y alma a la Fiesta, y supo hacer buenos amigos.