Muere Alicia Ibarra, viuda de Calesero
Descanse en paz tan entrañable mujer
La señora Alicia Ibarra, viuda del maestro Alfonso Ramírez "Calesero", falleció esta madrugada en su departamento de la colonia Tecamachalco de la Ciudad de México, y con su partida nos deja otra gran dama vinculada a la Fiesta de nuestro país, hija y hermana de ganaderos, esposa, madre y abuela de toreros.
La Curra, como todo mundo la conocía cariñosamente, había nacido en Aguascalientes el 24 de agosto de 9121, y siendo muy joven casó con el inolvidable Calesero. Su talante alegre y entusiasta fue la piedra sobre la que se edificó la casa de los Ramírez, que durante tantos años tuvo su sede en las calles de Indianapolis, en la colonia Nápoles.
Ella era hija de Antonio Ibarra, ganadero de Santa Rosa de Lima, que más tarde dejó la labor de la ganadería en manos de su hermano, y del propio Calesero, que fue el encargado, durante tantos años, de realizar las tientas y conseguir sementales para la ganadería asentada en la Sierra Brava, en Aguascalientes.
Asimismo, en "Villalicia", la finca que tenía la familia Ramírez a las afueras de "Aguas", fue siempre el refugio de toreros y amigos de tantos años, ahí donde ella siempre fue una gran anfitriona que recibió con mucho cariño a la gente que pasó durante muchos años.
Además de su esposo, en la casa tuvo tres matadores de toros, sus hijos Alfonso, José Antonio y Curro, los tres caleseros que dieron ese gusto de evocar la profesión que con mucha pasión había abrazado su padre. También su nieto, César Alfonso, que fue el último de la dinastía en tomar la alternativa en 1997, honró de esta manera la sensible estirpe de su casa. Y también han sido muy buenas aficionadas sus cuatro hijas: Alicia, Virginia, Victoria Eugenia y Alejandra.
Sus restos están siendo velados en la agencia funeraria García López, ubicada en las calles de General Prim 57, en la colonia Juárez. Desde aquí enviamos nuestras más sentidas condolencias la numerosa y querida familia Ramírez por esta lamentable pérdida de una mujer de gran carácter y personalidad, que supo inculcar valores en todos ellos. Descanse en paz.
La Curra, como todo mundo la conocía cariñosamente, había nacido en Aguascalientes el 24 de agosto de 9121, y siendo muy joven casó con el inolvidable Calesero. Su talante alegre y entusiasta fue la piedra sobre la que se edificó la casa de los Ramírez, que durante tantos años tuvo su sede en las calles de Indianapolis, en la colonia Nápoles.
Ella era hija de Antonio Ibarra, ganadero de Santa Rosa de Lima, que más tarde dejó la labor de la ganadería en manos de su hermano, y del propio Calesero, que fue el encargado, durante tantos años, de realizar las tientas y conseguir sementales para la ganadería asentada en la Sierra Brava, en Aguascalientes.
Asimismo, en "Villalicia", la finca que tenía la familia Ramírez a las afueras de "Aguas", fue siempre el refugio de toreros y amigos de tantos años, ahí donde ella siempre fue una gran anfitriona que recibió con mucho cariño a la gente que pasó durante muchos años.
Además de su esposo, en la casa tuvo tres matadores de toros, sus hijos Alfonso, José Antonio y Curro, los tres caleseros que dieron ese gusto de evocar la profesión que con mucha pasión había abrazado su padre. También su nieto, César Alfonso, que fue el último de la dinastía en tomar la alternativa en 1997, honró de esta manera la sensible estirpe de su casa. Y también han sido muy buenas aficionadas sus cuatro hijas: Alicia, Virginia, Victoria Eugenia y Alejandra.
Sus restos están siendo velados en la agencia funeraria García López, ubicada en las calles de General Prim 57, en la colonia Juárez. Desde aquí enviamos nuestras más sentidas condolencias la numerosa y querida familia Ramírez por esta lamentable pérdida de una mujer de gran carácter y personalidad, que supo inculcar valores en todos ellos. Descanse en paz.