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Espectro Taurino: Afán de protagonismo

Sábado, 29 Ago 2015    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
La columna de cada sábado
Descarada fue la actitud del presidente el jueves pasado en la plaza de Bilbao al no concederle a El Juli una segunda oreja que, desde nuestro punto vista, sobradamente merecía luego de cuajar con maestría a un toro de Garcigrande, y así lo entendió un público que hizo dar a Julián dos vueltas al ruedo con el solitario trofeo otorgado.

Lo sucedido en Bilbao no puede entenderse desde otra óptica que un afán de protagonismo por parte de la autoridad, ese querer ser el actor principal de la película. Esto nos lleva a reflexionar sobre un hecho fundamental: los únicos protagonistas son, y deben ser, el toro y el torero... y siempre por y para el público que acude a los tendidos.

En el ambiente taurino, y no solamente en México, no son pocas las personas que tienen ese mismo afán de protagonismo. Es común ver a muchos taurinos "dándose coba" y querer ser precisamente el principal personaje de nuestra Fiesta, considerándose como los más importantes referentes.

Y esto ocurre en diferentes ámbitos del medio y en variadas personas que parece solamente buscan "dejarse ver", siendo parte de un taurinismo vacío o, peor aún, creyéndose dueños de la verdad absoluta y haciendo menos las opiniones de los demás. No damos nombres ni tampoco generalizamos (pues existen varias excepciones), pero como dice la abuela: "Al que le quede el saco..."

Siempre hemos pensado que andar taurineando y buscar ser protagonistas, olvidando que los únicos que tienen ese calificativo son los que se juegan la vida dentro del redondel, en nada ayuda al desarrollo y crecimiento de la Fiesta, sino todo lo contrario.

Que sea el trabajo, o las acciones concretas, las que hablen de nosotros. Y por supuesto, un trabajo honesto, basado en la apertura y en la solidaridad, elementos que tanta falta le hacen al mundo del toro hoy en día, ámbito en el que muchos solamente "jalan agua para su molino".

La tan llamada unión de todos los que formamos parte de la Fiesta parece, ciertamente, una utopía. Lo que sucedió en Coahuila debería despertarnos, ser un giro de timón para verdaderamente unirnos y, bajo un mismo objetivo, luchar a toda costa para defender con argumentos concretos aquello que más amamos.

Ese es el deseo, el cual ojalá un día se convierte en realidad. Pero para que eso suceda, y retomando la idea inicial de esta columna, lo primero que debemos hacer es dejar de lado el afán protagónico y trabajar en conjunto. ¿Se podrá? La respuesta está en cada uno de los que tenemos relación con la tauromaquia.


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