El matador de toros César Castañeda fue detenido y multado de manera tan arbitraria como absurda, al final de la corrida celebrada el pasado sábado 11 de abril en Mexicali, cuando la empresa le obsequió un toro que se había inutilizado durante la lidia para que lo matara a puerta cerrada.

El altercado con el juez de plaza Isidro Ochoa se suscitó cuando éste pretendía dirigir la lidia del toro sin ningún conocimiento de que su trabajo como autoridad había finalizado en el momento en que los toreros del cartel se habían retirado del coso fronterizo.

Una vez que se había dado suelta al toro despitorrado, el juez comenzó a dar instrucciones al matador Castañeda desde el biombo de la autoridad y mediante la megafonía de la plaza. Después bajó al callejón y, más tarde, una vez que el toro dobló, se hizo de palabras y forcejeó con el diestro tijuanense.

Aunque varios de los presentes trataron de explicarle al juez que su autoridad ya no regía en aquel momento, su presencia ahí era como simple aficionado que es invitado a presenciar la lidia de un toro a puerta cerrada. Sin embargo, nunca comprendió estos razonamientos.

El caso es que una vez que subió de tono la discusión, en la que lo único que discutía el diestro de Tijuana es que no había cometido ningún delito para ser privado de su libertad, el juez Isidro Ochoa, de forma prepotente ordenó su detención y el encarcelamiento del matador César Castañeda.

El torero fue recluido a la cárcel municipal de Mexicali donde paso algunas horas detenido hasta que después de pagar una multa de mil 300 pesos. Salió libre a las 3:30 horas del domingo, consternado y molesto por este lamentable suceso.