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Siluetas paralelas: un torero y un escritor

Domingo, 07 Sep 2014    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Foto: Manolo Briones   
El escritor Jorge F. Hernández durante su conferencia sobre Manolo Martínez
La conferencia que ofreció ayer por la tarde Jorge F. Hernández en la Casa de Cultura Municipal de Zacatecas, mantuvo el interés del medio centenar de asistentes, no sólo por la importancia del tema –"Manolo Martínez, su vida y su obra"–, sino porque el escritor consiguió establecer un canal de emoción basado en la naturalidad de su charla, que estuvo flanqueada por Jorge Márquez Flores, de la Peña Brava de Sol, y de Salvador Santillán, del Círculo Taurino Zacatecano.

Dispuesto a improvisar sobre la marcha, sin perder en ningún momento la estructura de su interesante relato, Jorge desentrañó los aspectos más significativos de la carrera del mandón, mismos que fue entreverando con sus recuerdos de infancia, una etapa de su existencia cuando vivía en Estados Unidos y sólo tenía oportunidad de ver novilladas en la Plaza México durante los veranos que pasaba vacaciones escolares en la Ciudad de México.

Asimismo, aquella admiración familiar por Manuel Capetillo, al cabo de uno años se convirtió en la llama del encendido martinismo que anidó en su casa, una fascinante idolatría que surgió en muchos hogares taurinos durante los años en que el torero de Monterrey se convirtió en figura, siendo el parteaguas que supuso el cambio de estafeta cuando sostuvo aquel mano a mano con el inolvidable Capeto en El Toreo, con toros de Mimiahuápam, en diciembre de 1967.

En medio de esos jirones arrancados a la memoria de su primera juventud, y aquel infructuoso afán de querer ser torero (se vistió de luces en 17 novilladas), Jorge F. Hernández rememoró anécdotas personales con Manolo, algunas poco conocidas, otras de una gran carga emotiva, en las que dejó trazos para elaborar la silueta de un perfil, la del hombre y el torero que, en gran medida, influyó de manera determinante en su afición. Pero también se convirtió este encuentro con la afición de Zacatecas en el bosquejo de su propio perfil, el del ser humano sensible –y comprometido– que atesora un concepto claro de la tauromaquia, de su ritual, de su ética, de su expresión y de su trascendencia.

Y entre esas anécdotas, aderezadas con chispazos de ironía, que en más de alguna ocasión provocaron una risa cómplice en los oyentes, Jorge continúo delineando la compleja personalidad de Manolo Martínez, una figura enigmática y genial que despertó tantas pasiones, a favor y en contra, y que se convirtió en el epicentro del toreo de México durante toda un época.

A la misma vez, habló de esa transfiguración que sufrió Manolo a lo largo de su vida, la que comenzó con su cambio físico, que aumentó de volumen conforme pasaron los años, y de una tauromaquia que fue perdiendo esos destalles que tanto gustaron a la afición en su etapa como novillero, para convertirse en un torero esencial, que se dedicó a perfeccionar las cuatro o cinco suertes fundamentales del toreo.

Como colofón a esta atrayente lírica martinista, heterodoxa y profunda, que deja varias reflexiones para el futuro y, porqué no, hasta la posibilidad de escribir un libro, el escritor concluyó su elocuente intervención leyendo un texto en el que dejó un eco de nostalgia, ese silencio mustio que apareció tras la muerte del mandón.

Y si todavía en los corrillos de aficionados se sigue hablando del ejemplar Pregón Taurino que dicto el jueves pasado Genaro Borrego en el Museo Felguérez, la conferencia de Jorge F. Hernández sobre Manolo Martínez viene a engrandecer un ciclo de eventos culturales que están teniendo un alentador nivel que, sin lugar a dudas, contribuyen a la difusión de la Fiesta y sus valores.


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