La ganadería de Cerrito de Corzo abrió sus puertas para realizar la primera tienta de hembras y machos del año, misma que arrojo buenos resultados para la familia Torres Labastida, propietaria de la dehesa afincada en el municipio de Villa de Reyes, en el estado de San Luis Potosí.
Un cielo claro y un sol resplandeciente fueron también testigos de la faena campera que esta vez estuvo a cargo de los matadores Uriel Moreno “El Zapata”, Joselito Adame y Jorge Sotelo, quienes agradecieron la invitación de los ganaderos Óscar Torres Corzo y Mónica Labastida, para probar la bravura de cinco machos y seis hembras.
Previo al inicio de la tienta, en una sencilla pero emotiva ceremonia, fue inaugurado el Palco de Tientas “Pablo Labastida”, en honor al ganadero de Espíritu Santo que hace dos años se adelantó en el paseíllo de la vida, y que este día fue inmortalizado con una placa a las afueras de este moderno y funcional espacio donde Monse Torres Labastida, encargada de los destinos de la dehesa, podrá analizar el comportamiento de los ejemplares que lleven a fuego herrado el fierro de Cerrito de Corzo.
Este momento fue atestiguado por familiares, y amigos cercanos a la familia anfitriona que estuvieron también bajo el cobijo de Paulina Gordoa, viuda de Pablo Labastida, asì como de sus hijos Pablo y Álvaro.
Posterior a este acogedor momento, dieron inicio las labores con la tienta de los machos, faena que como recordaremos consiste en ponerlos al caballo sin el uso de capote, sólo con ayuda de una vara que permite llamar su atención y ponerlo en el burladero de aviso contrario a la posición del picador, en este caso de Nacho Meléndez.
Los machos que fueron tentados fueron los registrados con los números, 22, 24, 23, 25, y 21, en ese orden, destacando el segundo, que acudió desde largo en dos ocasiones, y además lo hizo con temple y buena embestida, de ahí los dos últimos también dieron buena nota a su criador.
Tras la tienta de los machos, y aún con los fuertes rayos del sol, procedió a iniciarse la tienta de las seis hembras, cuyos números fueron 25, 24, 21, 23, 26, y 27; la primera, número 25, de acuerdo al orden de alternativa correspondió al matador Uriel Moreno “El Zapata”, que supo aprovechar la cualidad que la vaca mostró por el izquierdo, lado por el que se empleaba más y por el que pudo ligar buenos muletazos. Esperándola y a pesar de que le costaba más embestir a la vaca por el derecho, la supo meter en vereda para también terminar por torearla con pases de mucha valía.
La segunda, número 24, acudió tres veces al caballo y lo hizo desde largo, para después de cumplir y dar buena nota por su bravura y codicia terminar entregándose con mucha nobleza a la muleta de Joselito Adame, que vio la claridad de la de Cerrito de Corzo para así estructurar una faena de mucho fondo.
Emilio Macías, tlaxcalteca y aspirante a novillero, pudo también probar las cualidades de esta vaca mostrando sus buenas maneras como torero pues logró muletazos por ambos lados con mucha clase.
Al matador de toros Jorge Sotelo le tocó sin duda el mejor lote de vacas, 21, y 27, ambas con mucha calidad y a las que llevó con mucho temple, toreando muy despacio, deletrenado prácticamente cada pase y además dejando ver su toreo clásico.
Sotelo toreó a placer y además lo hizo con mucho gusto, sintiendo lo que hacía en el ruedo de tientas y tomando con la seriedad que se requiere la tienta, y además templando cada muletazo que llevaba además el sello de la hondura.
Otra de las gratas sorpresas de esta tienta fue sin duda el ver a Pablo Labastida, hijo del ganadero Pablo Labastida, que seguramente desde su barrera en el cielo se regocijó al ver los primeros pasos de su hijo dentro de esta profesión, pues además de llevar ceñido en la piel la herencia ganadera, Pablo sabe correr la mano y lo demostró con tandas de valía, muletazos de aquí hasta allá que nos demuestran que tiene madera, madera que sólo el tiempo irá tallando para que esta obra pueda ser mostrada y valorada.
Brandon Andrade, pequeño alumno de la Escuela Taurina Potosina también tuvo la oportunidad de pegarle pases a una de las vacas de Joselito Adame, y lo hizo también con mucha inteligencia, y mostrándose además solvente y sobrado, siendo otra de las gratas sorpresas que convirtieron a esta faena en una grata experiencia que al máximo cuidaron los ganaderos anfitriones que terminaron satisfechos con el buen resultado de la prueba de bravura de los machos y hembras