Liber taurus: Las fiestas populares en Ecuador
Viernes, 10 Ene 2014
Quito, Ecuador
Santiago Aguilar | Opinión
La columna de cada viernes
La fiesta de los toros en el Ecuador corresponde a la nueva realidad étnico-cultural, resultado del encuentro de dos civilizaciones marcada por las circunstancias de la guerra de Conquista, la colonización y el establecimiento de un importante avance en materia cultural, social y tecnológica.
El sincretismo que se produjo entre las fiestas religiosas católicas contenidas en el calendario español y las ancestrales celebraciones indígenas nacidas de la cosmovisión propia de los aborígenes, facilitó que pronto se asumiera a los toros y sus juegos como elementos consustanciales de la cultura popular, adornados por los extraordinarios matices otorgados por la sierra andina presentes en elementos de origen claramente hispánico y otros de raíz indígena y precolombina.
Los Andes y el toro, en unidad telúrica, impusieron la presencia de un personaje extraordinario que entrega imagen e identidad al campo bravo ecuatoriano; hablamos del “Chagra”, vaquero andino, definido como campesino rústico del altiplano del Ecuador, diestro conductor de un pequeño pero poderoso caballo adaptado a los rigores del medio.
El chagra dedicado a sus labores ordinarias, vaquero en sus diarias faenas camperas, es una imagen de es una notable fuerza a la hora de expresar el fenómeno de los toros y el indigenismo.
El ser chagra comporta un modo de vida, desde la casa en que se habita, la alimentación que le nutre, la vestimenta que lo protege, el lenguaje que los comunica; en suma, el ser chagra es ser parte de Los Andes, de sus desolados y fríos parajes que imponen una interpretación del mundo única y vital…
Sin el chagra y su vida, el toro bravo y sus huellas, no existirían en la cultura indígena – popular del Ecuador…
Así las cosas, los toros lograron adentrase con gran fuerza en el espíritu y en el bagaje cultural del aborigen americano, afición puesta de manifiesto en los denominados “toros populares” que en su forma mantienen la estructura y desarrollo de las corridas antiguas. Los “toros de pueblo” se realizan en la gran mayoría de las poblaciones de la serranía ecuatoriana en las que –hoy como antes– se acondiciona la plaza mayor para correr toros bravos llegados de los páramos próximos, en muchos casos, las reses lidiadas son criadas por las propias comunidades indígenas que encuentran en el toro su forma de vida...
Los Andes ecuatorianos están poblados por más de trescientas ganaderías de propiedad de campesinos… Se estima que más de doscientas fiestas patronales se llevan a cabo alrededor de los denominados toros de pueblo…en los que tarde a tarde el indígena se convierte en torero por un día…
Más allá de la participación directa de los indígenas en las fiestas populares; en los espectáculos formales se registra también la participación masiva de estos grupos sociales, que representan un total del siete por ciento de una población nacional de inmensa mayoría mestiza...pues, lejos de las renombradas ferias citadinas, en 150 pueblos, año a año, se organizan festejos formales...espectáculos en los que la verdad antropológica se confirma: los toros forman parte de los valores básicos del país… No en vano más de un millón personas asisten a las funciones taurinas....
Esa identidad fue amenazada en el 2011 cuando la política y sus absurdos impidieron en Quito la muerte del toro en el ruedo, causando la posterior suspensión de la anual feria, generando un lucro cesante de más de 30 millones de dólares a la ciudad y su gente, en especial al sector de hospedaje, comidas, bebidas, a los que se suma el micro empresariado.
El caso es que de los 60 mil empleos directos e indirectos afectados, el 50 por ciento pertenece a sectores campesinos e indígenas…Hoy por hoy, en los días de su celebración mayor, Quito luce como una ciudad solitaria, triste e irreconocible acusando el despojo de una parte de su identidad y de su historia.
De vuelta al campo subrayemos los días de fiesta en los que arraigados al imaginario social se encuentran otro tipo de expresiones taurinas, el denominado Novillo de Bombas o Toro Bomba se escenifica en algunos poblados, allí la res lleva en los cuernos una especie de conos recubiertos de resina encendida…
En la población de Girón se lleva a cabo otra fiesta ancestral en la que el toro corre por las calles del pueblo hasta ser atrapado a mano por decenas de pobladores que tras sacrificarlo beben su sangre en la puerta de casa del acalde local…
Pocos días antes de la celebración del Corpus se organiza el Huagra Llushtina, termino quichua que significa toro pelado, en la que la res es sacrificada y despojada de su piel en medio de música y danza…finalmente el anfitrión embiste a los asistentes cubriéndose con el pelaje del bravo toro…
Pero si un elemento es infaltable en todas las celebraciones populares encontramos a la vaca loca; un armazón de madera cubierto con piel de toro. La vaca loca imita una corrida, la persona que maneja el artilugio, persigue a los espectadores embistiéndolos con fuerza, y amenazándolos con su multicolor pirotecnia. La vaca loca entonces se lidia en todos los poblados de Los Andes…
Esta y una amplia diversidad de fiestas taurinas populares van de la mano de la música; varios son los ejemplos de canciones que marcan la influencia de la fiesta de los toros. “En las celebraciones predomina la música mestiza como pasacalles y aires típicos. En los sectores campesinos e indígenas se conserva un indeclinable amor por los acentos de instrumentos ancestrales que tienen una significación propia ceremonial para los herederos de quitus, cañaris e incas.
La influencia hispana se manifiesta en el pasacalle ecuatoriano, que mantiene una relación directa con el pasodoble español en cuanto a su compás y ritmo.
En este caso, el pasacalle Chulla Quiteño y el Toro Barroso, bomba ecuatoriana que recrea en su contenido la escena del toro criollo descendiendo del páramo para ser “jugado en las tardes de toros populares.
La manada bajando del cerro
con el toro barroso adelante,
ya regresa a la hacienda, y el perro
va cuidando el rebaño adelante.
Corre toro, sí señor,
corre toro, sí señor
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