Bohemio, esforzado, profesional hasta donde se lo permitían sus labores cotidianas para mantener a su familia por la que luchó hasta sus últimos días, el novillero Laureano de Jesús Méndez Uh fue sepultado en el municipio de Peto, Yucatán, tras perder la vida luego de espeluznante cornada.
El sábado pasado, en un cartel como marcado por el destino porque los toreros anunciados no estaban oficialmente contratados, se celebró el esperado espectáculo en la pintoresca plaza, donde al final se vivió una tarde de desgracia.
Con 14 años de correr la legua en busca de una oportunidad, el novillero yucateco quien buscaba destacar en los ruedos, pero también allegarse recursos económicos para llevar a casa, donde le esperaban su esposa y tres hijos menores de edad, fue llamado de último momento para participar en el festejo taurino, que ya se le había negado ocho días atrás.
Laureano de Jesús, su nombre artístico, contaba con 29 años de edad y vasta experiencia en los ruedos, luego de actuar en innumerable festejos en las ciudades de Campeche, Quintana Roo, Yucatán y sus pueblos, donde no se entiende una fiesta tradicional, sin la presencia de una corrida de toros.
"Lo acabamos de sepultar, no sé todavía como me siento, ni tengo palabras para externar lo que pasa. Si puedo decir cómo lo voy a recordar y será como una persona apasionada, entregada a su profesión, con la que nos ayudaba”, dijo con entereza Yolanda Mex Puc, su esposa.
Resignada, aún con el dolor a flor de piel, recordó que ya se había tocado el tema de dejar de torear; no obstante, “era lo que a él le gustaba y siempre iba y venía, toreando por varias plazas”.
Xuilub, pequeño poblado del municipio de Valladolid -al oriente de Yucatán- y donde tuvo lugar el percance, es uno de tantos lugares donde las horquetas de madera se entrelazan con los grandes tablones, asegurados con interminables lazos de henequén e innumerables costales de yute a manera de piso, para dar forma a los tradicionales cosos taurinos, dando vida a las esperadas fiestas en los pueblos yucatecos.
Ahí, el sábado pasado, Laureano de Jesús fue prendido de fea manera, cuando toreaba de capote.
De acuerdo con relatos de quienes presenciaron el percance, el toro le echó mano, lo hizo volar por los aires penetrando con uno de sus pitones el ojo derecho, llegando hasta la base del cráneo del torero, que aún llegó al hospital donde -dada la gravedad de las lesiones- poco pudieron hacer por salvarle la vida.
En dichos sitios, se congregan miles de personas que gozan de la fiesta de los toros y aclaman a los toreros que tarde a tarde salen a arrimarse y ponerle la barriga a sus antagonistas. Ahí, Laureano de Jesús fue aclamado por su valentía, venerado cual figura del toreo.