El juez Gilberto Ruiz Torres dio dos orejas benévolas el domingo pasado en la Plaza México, una a Fermín Spínola y otra a Daniel Luque.
Ruiz Torres concedió los apéndices más por la petición del público que por convencimiento. Y es que a las faenas de Fermín y Daniel les faltó contenido, no por falta de ganas sino porque se apagaron pronto los toros de Valparaíso corridos en quinto y sexto lugares, impidiendo así la debida estructuración de los trasteos. ¿Las estocadas de ambos? Aceptables, nada más (la de Luque fue notoriamente trasera).
No obstante que el reglamento taurino vigente le da mucha importancia a la petición del respetable, el juez debería reservarse el derecho de no premiar al torero si considera que su labor con la muleta no ha alcanzado la excelencia. Es un error pensar que dar muchas orejas ayuda a la Fiesta. Los premios en La México no deben abaratarse por ningún motivo.
Reaparición en tono medio
El regreso de la ganadería zacatecana de Valparaíso al embudo capitalino no tuvo el éxito esperado. Un encierro disparejo de presentación, integrado por algunos toros cortos de caja, típicos de San Mateo, y otros más grandes y cornalones, que no se emplearon en los capotes, duraron poco y carecieron de fondo.
Sin embargo, podemos destacar a dos ejemplares manejables, el primero y el tercero de la función. El que abrió plaza fue un toro potable, al que se le pudieron haber cortado las orejas. No representó mayores complicaciones, pero El Zapata se limitó a sobrellevar la situación, ayuno de esa fibra que lo ha caracterizado, envuelto por la apatía. De haberse empleado más a fondo, hubiera salido triunfador.
Con el tercero, el sevillano Daniel Luque demostró que tiene gusto y brindó detalles de calidad artística, aunque por momentos se le vio un tanto afectado en su forma de torear.
En el cuarto se presentó un momento interesante. Después de dos intentos fallidos, el picador César Morales le lanzó el castoreño para provocar su arrancada. El puyazo fue emocionante pero un tanto engañoso porque el toro no acudió directamente a pelear con el montado sino que se enceló con el castoreño y, al perseguirlo, se encontró de frente con el caballo para recibir el castigo.
Confirmación
Por medio de una coyuntura inesperada, Salvador López confirmará su alternativa este domingo en la Plaza México de manos de Rafael Ortega, quien por su parte se despedirá de la afición capitalina.
Vecino de la Colonia Del Valle, Salvador López Pérez empezó como repartidor de “El Programa”, la publicación que dirige Fernando Jiménez, su actual apoderado. Luego decidió ser torero al ver la valiente actuación de Javier Gutiérrez “El Cachorro” el 15 de agosto de 1999 en el coso metropolitano con un novillo de De Haro, que le dejó la ropa hecha jirones.
En Guadalajara indultó al novillo “Panamericano” de la ganadería de Boquilla del Carmen. Con 75 novilladas llegó a la alternativa en Texcoco el 25 de marzo del año pasado. Desde entonces lleva 11 paseíllos, 5 de ellos en Perú.
El puesto que dejó vacante para el domingo 29 seguramente lo ocupará Pepe López.
Quietud
En el programa de televisión Toros y Toreros proyectamos la faena que el novillero Antonio Mendoza le hizo a un buen novillo de Huichapan hace algunas semanas en la plaza Vicente Segura de Pachuca.
En verdad asombra lo quieto que se quedó Mendoza en todos y cada uno de los muletazos. Como matara bien, recibió el merecido premio de una oreja.
Este sábado hará el paseíllo en la preciosa plaza de Cinco Villas, al lado de Diego Emilio y Diego Sánchez, para despachar utreros de La Joya y La Guadalupana. Será el epílogo del serial de novilladas en ese coso mexiquense.
Por cierto, la emisión del Once ya regresó a su horario de los lunes a las 23 horas.