Emocionante resultó la singular corrida de toros celebrada este viernes en la Plaza de Toros Las Ventas de Madrid, festejo cargado de elementos que de inmediato pasaron a engrosar la rica historia taurina de México en general y de Aguascalientes en particular; pues, en la capital española, al cabo de medio siglo dos matadores de toros aztecas conformaron un cartel que lo completó un diestro local, combinación de lidiadores ocurrida por la brillante actuación de Joselito Adame la tarde del día cuatro, triunfo que le supuso la sustitución del herido Iván Fandiño cuyo nombre junto a Manuel Jesús "El Cid" y Juan Pablo Sánchez, daban forma a el cartel original.
En tales circunstancias, la expectativa creció por conocer la capacidad definitiva de los coletas americanos para sostener el interés y llevar adelante la mayor parte de la responsabilidad que trae consigo una función taurina, tareas que las cumplieron a cabalidad, en especial por que el binomio trasatlántico intentó plantearse una gallarda disputa torera, de la que, finalmente, saldría como nítido triunfador Joselito Adame.
Es que el momento que vive este torero es notable, llegó a la primera plaza del mundo en punto de caramelo, es decir con la madurez humana y profesional para caminar por el dorado ruedo venteño con una seguridad y desparpajo sorprendentes.
La faena que recetó al quinto de la tarde fue inolvidable, su trasteo de muleta tuvo estructura, contenido y variedad; elementos sostenidos en un valor sereno que le permitió pasarse por la faja, una y otra vez al voluminoso y feo toro con el hierro de Alcurrucén.
Toreo de capote con aplomo, quitó con vistosidad y con la muleta plantó las zapatillas en la arena para repetir la series sobre las dos manos, sazonadas en forma correcta con elegantes remates; pese a un pinchazo bajo, media estocada y dos golpes de verduguillo la plaza se rompió en una estruendosa ovación que se transformó en un brotar unánime de pañuelos blancos que reclamaron la oreja finalmente concedida y exhibida por un exultante Adame graduado de figura del toreo en la primera plaza del mundo.
Finalmente sus compañeros de cartel fueron elementos accesorios de una tarde en la que el pequeño y pundonoroso lidiador supo captar para sí la atención, el afecto y el reconocimiento popular.
"La justicia tarda pero llega" o “Dios sabe cómo hace las cosas”, dicen los adagios populares y en el caso de Joselito Adame, estas repetidas frases calzan a la perfección, pues el torero para tocar la gloria debió superar la marginación de los empresarios, el maltrato de varios compañeros de profesión y el menosprecio de algún sector de la prensa. Sus orígenes humildes fraguaron un corazón de león que le permitieron consagrarse en cuerpo y alma al más duro de los oficio. Luchando lo indecible, surgiendo de la nada, dejando su sangre en los ruedos de aquí y de allá, todo ello por el sueño mayor de trascender en el mundo de los toros. Hoy Joselito se ha convertido en figura, en adelante los retos y las exigencias serán mayores, al igual que las oportunidades y la consideración. Enhorabuena torero, que te respeten los toros.