Tras revisar en los principales diarios de la prensa española, presentamos a continuación los fragmentos de las crónicas que tocan la actuación del mexicano Sergio Flores ayer en Las Ventas de Madrid, donde confirmó su alternativa y sufrió una cornada de dos trayectorias.
El País (Antonio Lorca):
"La mala suerte se alió con un joven mexicano, valiente y pundonoroso, que dio la impresión de venir a por todas. Un toro serio y cuajado era el de su confirmación, noble pero con poco celo. Y Sergio Flores se plantó ante él seguro, firme y con templadas y suaves maneras. Se colocó bien, cruzado siempre, tiró de la embestida y demostró su buen gusto con ambas manos. En un descuido, cuando citaba para un pase de pecho, el toro lo empaló por la pierna izquierda, lo volteó y lo hirió en el muslo contrario. Se levantó desmadejado, cojeando y la herida sangrante. A pesar de ello, se empeñó en seguir en la cara de su oponente y aun trazó dos tandas por la derecha claramente mermado de facultades.
"Se perfiló para matar, se volcó de verdad sobre el morrillo y nuevamente salió volteado después de dejar media estocada. Tras la tremenda paliza en el suelo, Flores salió con la taleguilla destrozada, el cuerpo magullado y el dolor reflejado en su cara. El animal tardó en morir, y a punto estuvo el torero de derrumbarse antes que su oponente, al que pudo descabellar con gran esfuerzo y totalmente desmadejado. Quiso llegar hasta el centro del ruedo para saludar al público, pero no pudo. Sus compañeros se lo llevaron en volandas a la enfermería, donde los médicos certificaron que no era un rasguño lo que llevaba, sino una cornada con dos trayectorias, además de una contusión en la articulación de la rodilla derecha, otra herida en la región superciliar derecha, ligera conmoción cerebral y contusiones y erosiones múltiples. Lo que no dice el parte médico, porque es obvio, es que este Sergio Flores tiene un corazón torero así de grande y que antes o después le dará la alegría torera que merece".
ABC (Andrés Amorós):
"A Sergio Flores lo conoce como novillero el público madrileño. En su confirmación de alternativa, no regatea esfuerzos: capotea con soltura. El toro es muy bonancible. Sergio comienza haciendo el poste, consigue derechazos lentos, algún natural estimable. La res se va parando, se queda debajo: sobreviene la cogida. Aunque parece herido, continúa, con valor. Al entrar a matar, es volteado de nuevo, sale con la taleguilla hecha unos zorros. Lo retiran a la enfermería con una cornada. Sin cortar trofeos, nadie le negará la dignidad con que ha afrontado esta tarde".
El Mundo (Zabala de la Serna):
"Sergio Flores confirmó alternativa a sangre y fuego. Con un toro grande de Juan Manuel Criado. Y cinqueño. Le había aguantado ya un parón con mucho valor en una faena muy firme. Por la mano derecha volvió a repetir el toro y le levantó los pies del suelo con un seco derrote que lo caló en la pierna derecha. El mexicano Flores siguió, pero muy dolorido. A la hora de entrar a matar de nuevo cobró el torero en una volvetereta teremenda. El toro con la muerte encima se ensañó en el suelo; la taleguilla desgajada pero rastro de herida. Salvo en una ceja. La media estocada por su inclinación tendida demoró el premio, que se enfrió con el toro amorcillado en tablas. Caída la mole, Flores se entregó en brazos de los hermanos Pirri, que lo introdujeron en la enfermería para nunca más volver".
La Razón (Ismael del Prado):
"Recién confirmado. Apenas cinco minutos habían pasado de la ceremonia. Sergio Flores había dejado una faena maciza, convincente sobre el pitón derecho. Ligada y con muletazos muy despacio, acompasados a la noble embestida del toro. A la salida de uno de ellos, llegó el tabaco. Derrote seco del animal que levantó por las piernas al mexicano y hundió el pitón en la cara interna de su muslo derecho. Cornada grave de dos trayectorias. Pese a costarle lo suyo recuperar la verticalidad, tiró de casta y siguió en el ruedo para darle muerte. Se perfiló para la suerte suprema y enterró más de media hoja, pero no logró salir del embroque. El pitón derecho penetró en la taleguilla hasta destrozarla. Desmadejado. Echó girones, cayó al suelo. La res, ensañada. Las astas resbalando por el rostro hasta marcarle un pitonazo junto a la ceja derecha. Escalofriante. Paliza fuerte. Volvió a ponerse en pie y, visiblemente mermado, con la sangre manando rodilla abajo, aguantó hasta verle doblar al segundo descabello. Directo a la enfermería, la cuadrilla recogió una fuerte ovación del tendido como premio a su valor y buen concepto. Así, el manejable, aunque justito de raza, encierro de Juan Manuel Criado quedó en un mano a mano entre Uceda Leal y Curro Díaz".