Tauromaquia: Los "Toros Hablados" y El Juli herido
Lunes, 22 Abr 2013
Puebla, Pue.
Horacio Reiba | Opinión
La columna de este lunes en La Jornada de Oriente
Cuenta Héctor Budar que la viñeta que desde 1979 encabeza el cartel anual de "Los Toros hablados" la bocetó José Alameda durante una sobremesa de amigos. Budar, antiguo novillero poblano, con más cartel en Francia que en nuestro país a principios de la década del 50, se había acercado a Alameda para invitarlo a inaugurar un ciclo de conferencias en la sede de la Asociación Taurina de Puebla, que el propio Héctor presidía. Y el reconocido periodista había aceptado de tan buena gana que además de ponerle nombre al evento le regaló ese dibujo a lápiz que se convertiría en emblema visual del mismo.
Los heterodoxos del toreo
La conferencia que inauguró una serie que, 34 años después, mantiene vitalidad y vigencia plenas, la dedicó Alameda a una de sus obras fundamentales, que en aquellos días estaba por salir a la luz. Ciertamente, Los heterodoxos estrenó una nueva manera de mirar la fiesta, alejada del historicismo seriado y de la semblanza hagiográfica dedicada a tal o cual figura descollante.
Asimismo, se puede decir que, a su manera, los aficionados suscritos a la Asociación Taurina de Puebla representaban un núcleo notoriamente heterodoxo, especie de cuerpo extraño dentro de una ciudad que llevaba un lustro sin plaza de toros y muchos años más apartada del cauce normal de la fiesta, machacada por empresarios improvisados, propietario del coso indiferente y autoridades omisas que habían llevado a su extinción a una de las principales aficiones del país –lo fue hasta bien entrados los años cuarenta, respondiendo a una tradición de siglos–, negativo proceso cuya culminación fue la condena a piqueta del coso más grande y moderno que ha existido en dicha capital, El Toreo de Puebla, inaugurado a todo lujo el 29 de noviembre de 1936, y demolido en unos cuantos días de abril de 1974 para erigir en sus vastos terrenos el local de una cadena de supermercados. Que ya eran, entonces como ahora, fuente de multimillonarios ingresos, a despecho de crisis económicas de todo tipo.
Renato Leduc
Tocó a tan singular personaje, poeta y escritor originalísimo además de temible y combativo periodista, y enamorado perdido de la tauromaquia, obsequiar el regocijo de los poblanos con la segunda conferencia del ciclo, hace 34 años. El viejo, irreductible en su martinismo, rezumaba agudeza y humor, y por segunda semana consecutiva, el auditorio la pasó de maravilla.
Después, el paso de los años y las sucesivas versiones de "Los Toros hablados" fueron acumulando visitas, palabras y vivencias –memorables unas y otras no tanto– que hoy forman parte del patrimonio sentimental –pero también didáctico y polémico—de los aficionados fieles a la convocatoria anual de una Asociación Taurina por la que pasaron tantos nombres y mesas directivas cuyo entusiasmo y entrega promovió la presencia en Puebla de multitud de conferencistas locales, nacionales y extranjeros: toreros, ganaderos, empresarios, escritores, artistas y aficionados de renombre, una lista caudalosa de la que recuerdo –y cito de memoria, limitándome a aquellos entrañables personajes que, como Alameda y Leduc, son ya polvo de eternidad– a David Liceaga, Luis Castro El Soldado, Paco Gorráez, Calesero, Luís Procuna, Felipe González –los dos, el Talismán Poblano y El Gallo Viejo– Rafael Rodríguez, Manuel Capetillo, Jorge Aguilar, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Mariano Ramos, David Silveti, Raúl González, don Reyes Huerta, Rafael Solana, Jaime Avilés padre, Alfonso Gaona y un larguísimo etcétera, al que por supuesto habría que agregar los nombres de quienes siguen siendo gente en cualquiera de las múltiples facetas del mundo del toro.
La versión XXXIV de Los Toros hablados
Este año, ante el silencio ominoso de la antigua Asociación Taurina, afectada sin duda por una caída vertical de las actividades taurinas en la capital poblana, el esperado ciclo de conferencias fue organizado por el grupo Arte y Cultura (Héctor Budar, Toño Moreno, Jaime Oaxaca, Álvaro Sánchez, Pepe Silva…).
La noche del viernes 12 abrió el ciclo Paco Terán, discípulo directo y dilecto de Alameda, para hablar sobre La asombrosa vida de Joselito Huerta. El pasado día 19 tocó turno a dos representantes ilustres del campo bravo tlaxcalteca, Marco Antonio González y Carlitos Hernández "Pavón", que materialmente la bordaron en torno al libro sobre la historia de Piedras Negras que el segundo acaba de publicar. Ni que decir que todo mundo quedó convencido de que se trata de una de las obras de tema taurino más importantes de los últimos años: un libro fundamental, cuya génesis, motivaciones y contenido pudo conocerse por boca de su autor y del heredero del hierro con más solera con que cuentan Tlaxcala y nuestro país.
De completar la terna y cerrar el ciclo van a encargarse, este viernes 26, la maestra en historia Rosa María García Juárez y Pepe Silva, torero en su juventud y uno de los más veteranos y queridos periodistas locales; dialogarán acerca de la interesantísima investigación documental titulada Los toros en Puebla durante el porfiriato, resultado de una minuciosa inmersión de la maestra García Juárez en los archivos oficiales y hemerográficos de la ciudad del último tercio del siglo XIX y principios del XX.
Sería de desear que la buena relación existente entre el grupo Arte y Cultura y autoridades locales –las conferencias están teniendo por sede un auditorio del ayuntamiento de Puebla– fueran asimismo aprovechadas para impulsar un diálogo constructivo en torno a la amenazada continuidad de El Relicario, sobre cuyo futuro el gobierno estatal no ha querido soltar prenda.
Panorama en retrospectiva
Tampoco era la situación especialmente halagüeña para Puebla y su menguada afición cuando "Los Toros hablados" comenzaron su fructífera andadura. Aunque nacionalmente, no aparecían aún los nubarrones que posteriormente enturbiarían la buena marcha de la fiesta. Aquel 1979, por ejemplo, iba a cerrarse con la célebre faena de Manolo Martínez a "Amoroso" de Mimiahuápam. Y recientes estaban las gestas del propio regiomontano con "Gotita de Miel" y "Oro Negro" de Xajay, así como las alternativas, entre 1977 y 78, de Miguel Espinosa, David Silveti y Jorge Gutiérrez, llamados a suceder, así fuera vicariamente, a la generación dominada con mano de hierro por el poderío de Martínez dentro y fuera de los ruedos, con sus Cavazos, Rivera, Ramos y Lomelín, que en marzo del siguiente año conquistaría la México alzando como emblema el rabo de "Luna Roja", de Xajay como aquel "Bermejo" del 75, que lo había puesto a las puertas de la muerte.
En la década siguiente, la actividad taurina menguó mucho en la capital pero se mantuvo en los estados, sin que se estimara indispensable el concurso de diestros de fuera, a excepción de El Niño de la Capea y, en cierta medida, de Nimeño II. No surgieron, sin embargo, nuevos espadas con el empuje y la clase necesarios para fomentar la afición entre los jóvenes. Y el toro, muy rebajado de por sí en casta y presencia, continuó menguando. Fue en estas circunstancias que apareció en el horizonte regional el tlaxcalteca –de Cuapiaxtla– José Ángel López Lima, empresario sin mayor experiencia pero repleto de empuje y pasión, al cual iban a deber los poblanos la construcción de El Relicario –inaugurado el 19 de noviembre de 1988– y con él un nuevo auge de la fiesta en su capital, que viviría su mejor época durante los años noventa, puntualmente subrayada por sucesivas versiones de “Los Toros hablados”, que continuaron sin interrupción. Como hasta la fecha.
Nadie está exento
Hablábamos hace poco de los atípicos rasgos de la campaña planteada para este 2013 por El Juli, que ha optado por la calidad sobre la cuantía de sus citas en los carteles de la península, y había proyectado la feria de Sevilla como plataforma de lanzamiento idónea, tras sus ausencias de Valencia y Castellón y el nulo entendimiento con la empresa de Las Ventas, que insistía en televisar sus actuaciones, algo con lo que Julián, siguiendo de manera tardía la huella de José Tomás, ha decidido no transigir. Pudimos también referimos en su momento al vigoroso aldabonazo que, tras una triunfal campaña americana, supuso su salida por la Puerta del Príncipe el domingo de Resurrección. Contundente inicio de cuatro anunciadas apariciones en la feria de abril, una de ellas en la corrida Miura. Arrollador lucía el paso del madrileño, foco de la mayor expectación entre la grey coletuda por todos los motivos apuntados.
Y en ésas estábamos cuando, el viernes, un astifino ejemplar de Victoriano del Río de nombre "Ebanista", poco castigado en varas –según costumbre de Julián– lo derribó de su pedestal con certero derrote sobre su muslo derecho en mitad de una vigorosa tanda en redondo. Cornada grave de 15 centímetros que afecta la vena femoral. Dos días después, tuvo que ser reoperado.
La ley del toro
Hasta el torero más poderoso y sapiente está expuesto a lo peor cuando en el ruedo hay toros de verdad. El peligro –lo que hace única a esta fiesta– se palpa desde que pisa la arena una fiera con edad, pitones, cara y casta enteras y visibles. Quien eche un vistazo a los videos de Sevilla, publicados en altoromexico.com, por ejemplo, va a encontrar muestras sobradas de este irrefutable axioma. Tal vez resulten a nuestros ojos algo vertiginosas las series en redondo engendradas por los diversos diestros del elenco maestrante, pero el mérito que encierra el fajarse con tales animales es indiscutible, se trate o no de triunfadores (hasta hoy solo Manzanares, al final de una encerrona cuasi fallida, el local Antonio Nazaré y desde luego El Juli en la de Resurrección han cobrado dos orejas de un mismo burel). Esto es así y lo demás es verso.
Morante
Eso sí, más allá del bien y del mal, el mítico torero de Puebla del Río produjo el instante cumbre de la feria de abril. Fue durante el primer tercio de su primer toro de Núñez del Cuvillo, y le bastó para firmarlo un fajo de verónicas eternas, arrebatadoras de armonía y belleza.
El misterioso don del arte sigue siendo, con la ley del toro, el otro argumento fundamental del toreo.
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