Colecta para un capote
Se comenta por ahí que varios subalternos de los que actúan con frecuencia en La México, harán una colecta para comprar un capote de brega al compañero Jorge Mirafuentes. Y me parece muy apropiado –y hasta justo, señores–, pues el que sacó el domingo pasado no parece capote, sino un trapo viejo de cocina indigno de un torero de plata con carné. Resulta entendible que los sueldos de los banderilleros no dejan para estrenar unos cuatro capotes al año, pero tampoco se puede denigrar la imagen del gremio llevando trastos tan palmados. Vamos, ese capotito de Mirafuentes no le sirve ni a un novillero para un pueblo, si acaso para una tienta y, si me apuran, en una ganadería "del agarradero", que hay muchas, por cierto.
Un gritón, conocedor y exigente
A diferencia de los gritones habituales de la Plaza México, varios de los cuales sueltan frasesitas trilladas domingo a domingo, el otro día se escuchó un grito muy singular que se formuló a manera de pregunta, con una preciosa voz de barítono, sonora y clara: "¡Señor director de lidia, ¿dónde está la montera?" Se refería al matador Christian Ortega, que salió a colocarse en uno de los tercios de banderillas de otro espada sin llevar calada la prenda. De inmediato, el padre del torero le alcanzó la de morilla y se la puso, según establece el protocolo taurino. Esto va de la mano con algo que me chismearon y que todavía no logro creer: que Manolito Mejía, el día de su despedida, no salió a colocarse en el tercio de banderillas del tercer espada del cartel, como si el hecho de haberse "cortado la coleta" le esgrimiera de atender la lidia hasta en el último momento de su carrera. Inconcebible.
Sí cantan mal las rancheras
Resulta que El Chihuahua y su entusiasta apoderado, Kike Valles, les dio por subir a las redes sociales un ramillete de videítos cantando en un viaje en coche, muy al estilo de aquellas –lejanísimas en el tiempo, por cierto– excursiones escolares cuando me llevaban de chiquilla a la fábrica de Marinela a ponerme morada de "gansitos" y "pingüinos" que nos regalaban a manos llenas. Lo malo es que ninguno de los dos sirve como cantante, y si esa es su mejor forma de viajar, en esas largas travesías del centro del país hasta el Estado Grande, deberían guardarlas en las memorias de sus dispositivos móviles para no agredir el tímpano de ningún osado curioso, así como la reverenciada imagen de Cuco Sánchez, o los actuales Emmanuel y Alejandro Fernández. Las carreteras son para hablar de toros o dormir, no en vano hace mucho tiempo se acuñó aquella famosísima frase de "carretera y manta" cuando los toreros se acomodaban en los coches de cuadrillas.
De vehículos y Facebook
Ya que estamos en esta vaina de los vehículos de los toreros y las idiotizantes redes sociales, el matador Arturo Macías –me resisto a llamarlo "Cejas", aunque sea su apodo familiar– ya bautizó su camioneta (obsequio de un brindis al ganadero Guadiana, como recordarán) con el cursi nombre de "Cejasmóvil". Y dicen que ahora subió a Facebook una propuesta denominada "Tú y el Cejasmóvil" para que la gente se tome fotos al lado de tan vigorosa camioneta y las publiquen para “compartirlas”, como se dice en términos cibernéticos. ¿Habrase visto semejante ocurrencia? ¿Qué diría el apoderado don José Flores "Camará" si el maestro Manolete le hubiese planteado hacer algo similar con aquel elegante Buick que recorría de cabo a rabo la geografía española en la emblemática temporada de 1945? Bueno, entonces no había redes sociales… ni tanta chuflería.
Recordatorios de jefecita
Mis cuates de Zacatecas, que son muchos, y aficionados "chipén" en su gran mayoría, siguen comentando la sarta de mentadas que el otro día profirió la afición de Tlaltenango al empresario David Jurado, mejor conocido en el inframundo taurino con el mote de "El Divino", seguramente porque no les agradó demasiado su gestión de la reciente feria donde tienen fama de "perrones" los miembros de la famosa porra de "Los pintados" que emulan algunas de las escenas típicas del jolgorio pamplonica. Y dicen que, por lo menos, unas 30 veces le recordaron su jefecita al Divino. No se vale, caray, pues ciertamente son muchas. Y, por si fuera poco, ¿ella qué culpa tiene? Más respeto, por favor, señores "pintados", para que luego no les vayan a decir que "se la… pintaron".
Un olvido propio de la novatez
El aspirante a puntillero José Luis Vicencio, al que apodan "El Particular", encargado de cuidar los capotes de los subalternos durante sus actuaciones, tanto en la monumental de Aguascalientes como en otros cosos circunvecinos, pegó un petardo gordo el otro día en Calvillo. Y es que la Únión ya le había dado chance de salir a apuntillar, para foguearse en la profesión, pero no pudo actuar, pues le ocurrió algo inesperado. Pobrecillo, porque ya había ido al sorteo y se había reportado con el delegado, andaba repartiendo parabienes y "suertes", y justo en el momento en que llegaba la hora de vestirse de "foquitos", se percató de que no traía la taleguilla de su vestido. Huelga decir que la raza se rio a rabiar de aquel olvido propio de este novato de los del "cachete", que a los pocos días pudo sacarse la espina y debutó en la novillada de Jesús María.