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Evocacíón: Curro Rivera y "Soy de Seda" (video)

Lunes, 20 Abr 2009    Ciudad Juárez, Chihuahua    Manuel Ríos / Corresponsal      
Una faena histórica

Hoy se cumplen 40 años de la histórica faena que realizó Curro Rivera al toro “Soy de Seda”,  de  la ganadería de Piedras Negras, al que le cortó su primer rabo en la Plaza México, por lo que recordaremos algunos paisajes de sus inicios como novillero hasta aquella tarde del 20 de abril de 1969.

Currito Rivera, como de cariño le decían los grandes cronistas de esa época, como Pepe Alameda, Paco Malgesto, Rubén Zepeda Novelo y también Paco Terán, fue el heredero y responsable de continuar con la dinastía Rivera.

Currito cayó con el pie derecho ante toda la afición mexicana desde que se presentó como novillero. Su técnica no estaba definida, pero siempre toreando con el corazón por delante; con su melena y el cite “psicodélico” se ganó el cariño del público, alimentando a multitudes de aficionados jóvenes, siendo en esos tiempos el cabello largo un fenomeno social polémico y controvertido, por lo que Rivera fue un digno representante de juventud de esa época.

Quiénes vivimos esa etapa de Currito y estuvimos presentes en sus actuaciones, las recordaremos siempre y las hemos platicado a nuestras generaciones, pues ya son parte de la historia del toreo.

Lo triunfos fueron el factor principal para que, con solamente 15 novilladas toreadas, hiciera su presentación en la Plaza México un 14 de julio de 1968, tarde que bordó el toreo ante una plaza llena, cortando cuatro orejas ante un noble encierro de Javier Garfias. Los novillos del triunfo fueron “Aviador” y “Platerito”, quedando constancia que después de salir por la puerta grande ya estaba contradado para reaparecer al siguiente domingo.

Su regreso a la plaza de Insurgentes, el día 21, estuvo cargado de gran expectación y los tendido se llenaron. Ese festejo fue igual de importante para Curro, pues bordó el toreo con “Alteño” y “Tejuino”, de Cerro Viejo, y  aún sin cortar ningún apéndice fue premiado por los presentes sacándolo en hombros de la plaza cobijado por una lluvia de prendas de vistir.

El 18 de agosto, en la Plaza Monumental de Ciudad Juárez, Currito Rivera se encierra con cuatro novillos de Tequisquiapan, festejo de gran glamour por la forma que interpretó el toreo, cortándo nada menos que siete orejas, dos rabos y una pata.

De esta manera se encontraba ya listo para su alternativa, misma que recibió en Torreón, el 14 de septiembre, de manos de Joselito Huerta y como testigo Jaime Rangel, con el toro ¨Presidente¨ de San Martín.

Al siguiente día hace su presentación como matador de toros en la Monumental de Ciudad Juárez, tarde en que recibió su bautizo de sangre. Terminó su primera temporada como matador con 12 festejos toreados, cortando 8 orejas y un rabo.

Curro confirmó su alternativa en la Plaza México el 16 de febrero de 1969, de manos de Manolo Espinosa "!Armillita", siendo su testigo el diestro español Juan José, temporada en la que alcanzó a colocarse en segundo lugar del escalafón taurino mexicano, actuando en 42 tardes y cortando 46 orejas y 11 rabos.

El 20 de abril fue el punto esencial para Currito Rivera. Era la tarde del Estoque de Oro, y lo esperaba un toro de Piedars Negras, prestigiada ganadería de México, que tiene uno de los hierros más antiguos del mundo taurino, pues fue fundada en 1874 por José María González Muñoz, y actualmente está al frente de ella Marco Antonio González Villa, que forma parte de la sexta generación de González que crian toros de lidia.

Los presentes en esa tarde vimos un lleno total, acartelados los triunfadores de la temporada 1968-1969 del coso de Insurgentes: el español Joaquín Bernardó, Jaime Rangel, Mauro Liceaga, Manolo Espinosa "Armillita", Eloy Cavazos y el propio Curro Rivera.

Desde el primero de Piedras Negras que salió por la puerta de los sustos, todos los diestros estuvieron demostrando sus cualidades, siendo Mauro Liceaga, en el tercero de la tarde, el que se fue por delante al cortar dos orejas; con las banderillas estuvo como nunca y su faena siempre fue a más y caló hondo en el público.

Quedaba el último de la tarde y Liceaga ya se sentía el triunfador del festejo, pues cortar dos orejas en la México pesa, pero el sexto, marcado con el número 28 y con 496 kilos, “Soy de Seda”, salió a la arena de La México, astado que quedaría grabado en la historia por conjugar bravura y nobleza.

Pepe Alameda comentó que la seda estaba en el capote del torero, no en el toro, que embistió con la cara en alto, pero la muleta trazó su camino y el astado hacía lo que quería Curro, acabando siendo de seda. Faena larga que terminó con una gran estocada para que le entregaran a Rivera las orejas y el rabo. Y así fue como conquistó el Estoque de Oro y salió en hombros con el ganadero Raúl González.

Recordamos a Curro Rivera como una figura mundial del toreo y como persona, ya que su personalidad tanto en el ruedo y fuera de él, siempre fue la misma: hombre sencillo, humilde, responsable, disciplinado y con mucho pundonor. Por eso logró que su nombre permanezca grabado en letras de oro en la historia universal del toreo.

A las ganaderías de Piedras Negras y de Fermín Rivera les une un cariño sentimental por el fallecimiento de tres figuras del toreo mexicanos y lo consideramos único en nuestra historia:  el 27 de enero de 1981, cuando tenía 53 años de edad, falleció de un infarto en la placita de tientas de Coaxamalucan, El Ranchero Aguilar. En las mismas circunstancias, pero en el rancho “La Alianza”,  pasó a mejor vida Fermín Rivera, el día 28 de junio de 1991 a la edad de 73 años, también fulminado por un infarto. Y una década después, y con solamente 49 años de edad, se nos va Curro Rivera, la tarde del 23 de enero del 2001.

Los tres se fueron de esta vida haciendo lo que les gustaba hacer, en el campo y toreando. Honor a quien honor merece.


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