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Liber taurus: La solera de Ambato y Riobamba

Viernes, 21 Sep 2012    Quito, Ecuador    Santiago Aguilar | Opinión   
La columna de este viernes

Hace pocos días comentamos la tradición taurina de la ciudad de Guayaquil, que al igual que un importante número de urbes del Ecuador, centran sus festividades de mayor importancia en la realización de espectáculos taurinos, ahora nos ocuparemos de dos ciudades que también encontraron en la fiesta de los toros un motivo para el regocijo popular.

Ambato es una urbe con solera más allá de los tradicionales festejos coloniales. Los eventos taurinos se reafirmaron en la república y se potenció durante el siglo pasado. En 1920 ya existió una pequeña plaza ubicada entre las calles Sucre y Olmedo en la cual había actuado con mucho éxito el mexicano Juan Silveti "El Tigre de Guanajuato", quien atendiendo la hospitalidad ambateña permaneció algunos meses en estas tierras como huesped de honor.

Con el paso del tiempo se levantó otra placita temporal ubicada junto a la Plaza Urbina, escenario de muchos espectáculos taurinos de carácter benéfico, organizados y protagonizados por aficionados del lugar.

Pocos años más tarde funcionó la Plaza del Señor Abril, ubicada en la calle Cuenca, entre Lizardo Ruiz y Espejo; sería en ésta en la que por primera vez alternarían diestros nacionales, como el recordado Maera, con toreros extranjeros como Palomino, Carmona o Zurito, por mencionar a algunos.

Ya en la década de los cuarenta, un grupo de aficionados locales, agrupados en una Peña Taurina, "La Ambateña", logran  recaudar los fondos necesarios para levantar la recordada Plaza “San Juan” en el sector de Cashapamba, en la cual alternarían matadores como Gabriel Alonso, Gitanillo Chico, Juan de la Cruz, Torrecillas, Vizcaíno y el inolvidable Félix Rodríguez que, junto al local Paco Barona, brindaron tardes de apoteosis.

Luego del terremoto de 1949, el matador Paco Barona edificó la que sería la última placita de estas características en el sector del Estadio Bellavista, "La Macarena", en la cual torearían, entre otros, Edgar Puente, Juan de Lucas, Victoriano Posada, Jerónimo Pimentel y muchos otros espadas nacionales y extranjeros.

En 1962 un importante grupo de aficionados formado por los  hermanos Barona Sevilla, Víctor Terán, Arturo Uribe, Ernesto Holguín y los hermanos Calderón, hacen realidad el sueño de que Ambato tenga su Plaza de Toros la "Monumental Ambato", inaugurada el 17 de marzo de 1963. Rovira, Miguel Ortas y Vásquez II, marcaron el reinicio de la historia de la fiesta de los toros en Ambato, lo hicieron lidiando reses de José María Plaza y Arturo Gangotena.

Cabe destacar que en Ambato, la segunda plaza en importancia en el país, no rige la prohibición del último tercio de la lidia, al igual que en la ciudad de Riobamba, otra ciudad profundamente taurina, ubicada a los pies del colosal Chimborazo (6,310 metros sobre el nivel del mar), que ha vivido con fuerza los sucesos taurómacos.

Su primera plaza estable se construye en agosto de 1951, aunque antes, como en la mayoría de ciudades, la fiesta se desarrollaba en escenarios adaptados para el efecto. Es el Centro Agrícola de Riobamba el que decide poner en marcha la obra con un aforo de 5 mil espectadores. Fue inaugurada en abril del siguiente año y bautizada en honor a una de las importantes figuras del toreo nacional: el riobambeño Raúl Dávalos. La corrida inaugural de 1952 la protagonizan los españoles, Aurelio Puchol "Morenito de Valencia", y Lorenzo Pascual "Belmonteño”, con ejemplares de la ganadería de Santa Mónica perteneciente a Luis de Azcásubi.

La construcción de madera de la "Raúl Dávalos" es reemplazada,  en el año de 1995, por una de cemento armado para dar cabida a 10 mil personas. En 1997 se reinaugura la plaza y desde abril de ese año se lleva a cabo la Feria del "Señor del Buen Suceso". En aquella ocasión, Rafael Camino, Manolo Sánchez y Juan de la Cruz lucieron sus destrezas en el ruedo y desde entonces no han faltado en la arena nombres de prestigio y atractivo popular.

La feria de Riobamba, que se celebra en el mes de abril, por las características de los encierros que se lidian y por los aciertos en el diseño de los carteles, ha recuperado jerarquía e importancia en los últimos años.

En nuestra próxima entrega nos ocuparemos de otros escenarios taurinos que dan forma a la geografía taurina ecuatoriana, con la finalidad de que se conozca más de la importancia de la fiesta de los toros en este país andino.


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