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La actuación de Garibay ante la prensa española

Jueves, 31 May 2012    México, D.F.    Redacción | Foto: Archivo   
Unas cuantas líneas dedican al mexicano
La opinión de los cronistas madrileños concuerda al explicar el comportamiento del lote del matador mexicano Ignacio Garibay, que ayer pasó por la plaza de Las Ventas de Madrid sin pena ni gloria, según se aprecia en los siguienes comentarios:

La Razón (Patricia Navarro):

"Ignacio Garibay, uno de los ocho mexicanos que han hecho el paseíllo en Madrid, imprimió voluntad al trasteo pero sin compromiso, sin atacar al manso toro que salía con la cara alta, sin entrega y que no tardó en rajarse. La faena no tuvo continuidad. Tampoco había mucho más. Su primero, segundo de la tarde, tuvo tanta nobleza como invalidez".

El Mundo
(Zabala de la Serna):

"La corrida hasta última hora había sido una castaña. Pero el estilo en la muleta del coloradito segundo lo conservo en la moleskine. Quedó triturado por dos puyazos como lanzazos en el espinazo en la misma querencia de todos. Ignacio Garibay tampoco midió en princpio la violencia de su muleta. Y cuando quiso templarlo el toro molido se hacía así. Del resto amansado, la reciedumbre de Castaño, la nula suerte del veterano Frascuelo y un torancanazo fuera de órbita para Garibay".

El País
(Antonio Lorca):

"Y el mexicano Garibay quedó inédito. No parece torero para toros tan ásperos. Su primero se desplomó dos veces en la arena cuando intentaba pasarlo con la muleta, y la gente protestó con razón cuando el torero hizo un desplante ante lo que era, no un toro, sino un proyecto de cadáver. Y el quinto sólo sabía andar mediante arreones y tornillazos. De todos modos, también eal torero se le vio afligido, y esa no es una buena carta de presentación".

Aplausos (Redacción):

"No tuvo historia la lidia del segundo, otro colorado fuertemente pegado en varas, tercio del que salió sangrando mucho y perdiendo fuelle a gran velocidad. El mexicano Ignacio Garibay no logró ningún pasaje de interés con él. Además, pinchó en repetidas ocasiones. El manso quinto, un tío de casi seis años, fue de complicada lidia e impidió el lucimiento del mexicano Garibay. Por un momento pareció que podría moverse con emoción pero terminó cantando la gallina y no quiso pelea. El animal, bien lidiado por Fernando Galindo, fue pitado en el arrastre y el azteca, por su parte, fue silenciado".

ABC (Andrés Amorós):

"El mexicano Garibay no se luce con el segundo, por los suelos, ni con el quinto, que se deja. Y queda como un pinchaúvas. Silencio".


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