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Desde el barrio: El espíritu de Las Azores

Martes, 31 Ene 2012    Madrid, España    Paco Aguado | Opinión   
La columna de este martes

Volvió a pasar. Como hace tres años, cuando arrancó en su primera edición, el Fórum Mundial de la Cultura Taurina celebrado en Isla Terceira ha vuelto a cargar de razones, ilusión, ideas y esperanzas a todos sus participantes. En su día, sus fundadores bautizamos como espíritu de las Azores a ese sentimiento positivo surgido en mitad del Atlántico que se irradia en círculos concéntricos por todo el mundo del toro.

En esa especie de Suiza taurina, territorio neutral entre América y Europa que gobierna la Tertulia Tauromáquica Terceirense, ha vuelto a reunirse ahora un grupo de entusiastas para, sin intereses creados, sin condicionantes y sin prisas, cruzar sus inquietudes y cohesionar esfuerzos en torno a esta pasión compartida.

Mientras en España los estamentos profesionales del toreo se debatían en un patético pulso económico, gentes de distintos países dialogaban en el centro geográfico de la tauromaquia a lo largo de cuatro intensos días de fraternidad en busca de soluciones de futuro para el espectáculo, esta vez en torno a la comunicación y el periodismo.

Con realismo, para saber dónde estamos, y con positivismo, para pensar dónde debemos estar, los distintos actos y el contacto constante, en un ambiente propicio y perfectamente diseñado por los altruistas miembros de la Tertulia, han supuesto una bocanada de oxígeno puro en estos tiempos de pesimismo, crisis y crispación.

La lucha de la afición ecuatoriana en defensa de su libertad, tan emotivamente revelada por Santiago Aguilar, Catalina Chiriboga y José María Morán, se reveló como un ejemplo a seguir, mostrándose en toda su crudeza ante los ojos asombrados de quienes no tuvieron ocasión de conocerla a tiempo por una incomprensible falta de información más allá de sus fronteras.

La fuerza de la juventud y de los blogueros, con el clarividente Helder Milheiro a la cabeza, abrió de par en par una puerta a la esperanza: por su fresca actitud y por mostrarnos a los más clásicos las verdaderas posibilidades de las redes sociales y las nuevas tecnologías si se saben usar como arma de activismo taurino y como altavoz mundial para la promoción de los valores y la grandeza de este rito milenario.

El valor y la coherencia de Gabriela Canavilhas, la ex ministra de Cultura de Portugal, nos devolvió la confianza en que puedan existir políticos honestos y alejados de sectarismos capaces de defender la Fiesta como, desde el socialismo bien entendido, lo hizo ella misma hace unos días en el parlamento luso ante un nuevo gañafón de los animalistas.

El afán de los periodistas profesionales por defender su dignidad laboral y seguir ejerciendo su trabajo con libertad e independencia, pese a las reticencias y los complejos culturales que encuentran en sus redacciones, fue toda una declaración de intenciones frente a quienes se empeñan en poner en duda la vigencia de un oficio que también fue capaz de cambiar el mundo.

Y el admirable entusiasmo de El Vito, un veterano con ganas de seguir en la lucha aun en condiciones tan críticas como se encuentra en Venezuela, nos inspiró a todos a mantener el respeto a la sabiduría de los maestros. O a la claridad de ideas que desde las universidades de Madrid y Sevilla volcaron los doctores Alejandro Pizarroso y Juan Carlos Gil en sus conferencias, complementada con la sensibilidad de los artistas y la deslumbrante manera de expresar su afición de un poeta como Carlos Marzal.

De esta reunión de talentos, y como consecuencia concreta, surgen los proyectos de creación de una coordinadora internacional de plataformas en defensa de la Fiesta, siguiendo el ejemplo de Protoiro y Somos Ecuador, y una Unión Mundial de Periodistas Taurinos con sede en la propia Isla Terceira.

Cuando despegábamos el domingo del aeropuerto de Lajes, muy cerca de donde tres personajes menos positivos se hicieron hace años una foto tristemente famosa, nuestras maletas cargaban con más peso que cuando llegamos, el de la esperanza. Esa misma que tenemos por volver pronto a encontrarnos con nuestros hermanos azoreños, taurinos irreductibles con quien fue un honor soñar un día este milagro que volverá a repetirse apenas en un par de años.   


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