Alejandro Amaya lidió en días pasados dos toros a puerta cerrada en El Vergel, como parte de su intensa preparación de cara sus próximos compromisos, iniciando el 2012 el día de hoy en la Monumental de Apizaco, donde compartirá el cartel con el español Antonio Barrera y el hidrocálido Joselito Adame, ante ejemplares de Espíritu Santo.
Después de la reaparición de Amaya en Puruándiro el pasado 25 de diciembre, donde pudo tocar pelo, el diestro tijuanense se tomo unos días de descanso para recuperarse físicamente y de nuevo reanudar su entrenamiento lidiando varios toros a puerta cerrada durante estos días, afinando los detalles para llegar en su punto a sus próximos compromisos de este mes de enero.
Después de Apizaco, el 4 de enero hará el paseíllo en Yuriria, Guanajuato, y el 15 del mismo mes hará lo propio en Juchipila, Zacatecas. Ante este compromiso y los planes para un prometedor 2012, Alejandro Amaya comentó:
"Son quince días los que llevo metido en el campo desde que toriee mi primera becerra después de la fractura, y ahora estoy matando mis primeros toros después de haber reaparecido el domingo y me encuentro feliz de poder ponerme el traje de luces de nuevo y de tener compromisos por delante, siempre es un aliciente y disfrutando mucho del campo, de mi profesión".
Acerca del año 2011, Amaya reflexiona sobre la dificultad que representó para él, así como lo momentos positivos y los planes para encarar un 2012 que afrontará co toda la entereza.
“El 2011 puede ser un año para el olvido, un año difícil en lo personal y profesionalmente ha sido un año con no un gran numero de festejos pero pude pisar plazas de importancia, de algunas tengo recuerdos muy bonitos, de otras menos, Por eso me he planteado un año como este del 2012, y lo afronto de manera distinta y con una entereza que a raíz de todo lo que me ocurría estos meses atrás. Me ha costado mucho trabajo llegar a las plaza centrado y tener esa concentración que necesitamos, pero llevo a Pablo Labastida y mucha otra gente que este año a pasado a mejor vida, los llevamos en el recuerdo y en el corazón.