Sebastián Castella y Luis Bolívar volvieron a rivalizar y cortaron dos orejas cada uno (el colombiano simbólicas tras un indulto), durante el festival benéfico celebrado esta noche en la plaza colombiana de Manizales, donde Enrique Ponce, Morante y El Juli cortaron uan oreja por coleta.
De nuevo Luis Bolívar puso a hervir la plaza al indultar al sexto, un novillo de escaso trapío, de los peor presentados del encierro, que fue bueno pero sin rayar en nada excepcional. y se encumbró con su toreo de capa; lindos lances y preciosas cacerinas para llevar el ejemplar al caballo. Con el público a su favor, se animó hasta para protagonizar el tercio de banderillas, claramente en desuso para él, el último par al quiebro fue vistoso. Y con la muleta se mostró seguro y lidiador, relajado, toreando con mucha suavidad y temple, a media altura, en una faena inteligente.
Está sobrado Luis Bolívar y dominó al toro prácticamente en todos los terrenos. Su claridad de ideas se sumó al calor del tendido, que lo obligó a prolongar el trasteo de más para presionar en una festiva noche el indulto, que por supuesto no debió concederse. Pero en la noche en honor a la Virgen de la Macarena, y en beneficio de los niños del Hospital Infantil, se perdona. Indulto y dos orejas simbólicas. Bolívar esta confirmando que estamos ante una próxima gran figura.
El quinto novillo del festival correspondió al francés Sebastián Castella, que plenteó una faena de valor pero de poco calada en el público. El toro pasaba aunque con poca calidad y más bien desarrollando sentido. Y Castella entendió que había que ponerle la muleta en la cara y así lo hizo en varios pasajes de la faena que firmó de una gran estocada que le valió para que el palco le otorgara dos orejas.
Enrique Ponce bordó los momentos más preciosos de la noche. El valenciano ejecutó doblones templadísimo en los medios, que continuó con derechazos mandones y profundos, en una faena quizás efectísta a un toro que parecía que no iba a servir. De nuevo la frase repetida para referirse a él, el arte de hacerlo ver todo fácil. Suena el pasodoble Feria de Manizales que en esta plaza se toca para reconocer las faenas excepcionales.
Ponce buscó al toro en sus terrenos, logrando ligar preciosas tandas de derechazos. Un novillo que tuvo la suerte de caer en mans de Ponce, porque de lo contrario hubiera tenido el fin que parecía predecible y era el de rajarse. Terminó con al vida del ejemplar de una estocada entera, precedida de un metisaca caído.
Morante de la Puebla estuvo my artista con el capote, antes de que el novillo recargar en varas. Despues, la faena de muleta tuvo un buen comienzo, con temple por el pitón derecho, con calidad al bajarle la mano, aunque por el izquierdo embestía sin transmisión, con la cara alta y parándose en la mitad del viaje.
Esta condición del novillo impidió que Morante terminara de acoplarse, ante un público que estaa deseoso de verle triunfar. Mató de una estocada entera, en buen sitio, y cortó un oreja aún sin que la petición fuera mayoritaria.
El Juli le hizo un quite por chicuelinas al cuarto, que remató con una larga, y esetuvo muy valiente con un ejemplar que pegaba arreones. Con una voluntad inagotable, cruzándose con el toro, realizó las cosas muy bien y con mucho mérito antes de colocar una buena estocada que sirvió para que le entregaran una oreja.
El rejoneador colombiano Jorge Enrique Piraquive estuvo vistoso en los ejercicios de doma de su cuadra, pero muy desorientado en la lidia del primer ejemplar de la noche, al que nunca templó. Iba de lejos el caballista, citando, clavando a la grupa y saliendo sin rematar la suertes. Lo más llamativo de la faena fue un abanico que le colocó al toro, y que estaba impreso con la publicidad de un banco. Confieso que es la primera vez que veo que le ponen algo así a un toro, un detalle que no es taurino y sale de los cánones de la tradición. Mató de varios intentos con el rejón de muerte.
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