Desde España: Dos brindis para un maestro
Sábado, 05 Jun 2010
Madrid, España
Ceci Lizardi | Foto: Cortesía El Norte
Cavazos fue distinguido con respeto, esta tarde en Las Ventas de Madrid
Entre la Feria de la Comunidad, la de San Isidro y la que transcurre del Aniversario, se han celebrado ya un montón de corridas en Las Ventas en lo que va de su temporada 2010, y en algunas tardes, y en algunas más que en otras, el ambiente se pone de lo más pomposo y snob: infantas, duques, condes, famosos y famosas. Qué sé yo. Pero también, de vez en cuando, se aposentan en los tendidos varios figurones del toreo, como Luis Francisco Esplá, Joselito o César Rincón.
Ninguno pasa desapercibido, claro; pero hasta ahora ninguno había recibido el brindis de algún actuante, y mucho menos, por partida doble, como hoy lo hizo el maestro Eloy Cavazos en la corida de este sábado.
El "pequeño gigante" ocupó una barrera del tendido diez de la plaza y Arturo Macías le brindó la muerte de su primer ejemplar, conjuntamente con el ganadero Armando Guadiana, como también lo hizo el francés Juan Bautista en el quinto. Sin duda, dos dedicatorias de gratitud.
Qué gran orgullo ver cómo los españoles lo recuerdan y ver su nombre grabado en aquel azulejo de la puerta grande, como uno de pocos dichosos toreros mexicanos que han salido por ella.
Y la marca impuesta por el torero de Guadalupe seguirá inalcanzable, 38 años después, hasta que otro torero mexicano venga a Madrid a ver si puede conseguir un triunfo de dos orejas y salir a hombros.
Además del maestro Cavazos, estaban en los tendidos Pedrito de Portugal, Antonio Urrutia; El Payo, a quien se le instaló junto un reportero de TeleMadrid para recoger sus impresiones de la corrida; Luis Álvarez Bilbao, ganadero de Barralva, y Julio Téllez, estuvieron presentes en el festejo.
También Esther, la esposa de Arturo, muy discreta, como siempre, se sentó en la fila 4 del tendido nueve, y Bruno Delaye, embajador de Francia en España y ex embajador en México, al que lo raro es no verlo en los toros, hicieron acto de presencia en la corrida donde triunfo un torero francés.
Madrid no fue, después de todo, la catapulta soñada para el hidrocálido, pero hay que tener claro que esto no termina aquí, aunque Madrid sea Madrid, como dicen.
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