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La pintura taurina de Eugenio Lucas

Viernes, 28 Jun 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: Archivo   
"…La antigua plaza de toros de la calle de Alcalá de Madrid..."
El pintor Eugenio Lucas Velázquez encontró un amplio abanico de recursos técnicos y temáticos que supo adaptar a su personalidad y trasladar, con extraordinaria solvencia técnica, a sus pinturas y dibujos. Abordó temas característicos de la pintura romántica: paisaje, retrato, escenas de Inquisición y brujería, romerías y tauromaquias. 

Precisamente, en sus obras de tauromaquia, es un fiel continuador de Goya, sin embargo, no deja de tener importancia por cuanto se refleja un periodo de la pintura que plasmó el ambiente de un siglo  –el XIX– en que los toros, en medio del ambiente enrarecido del momento, tuvieron un auge y preponderancia que las crónicas y el arte han demostrado.

Además, lo popular será el hilo conductor de gran parte de su producción, en la cual el arrebato de color, guardando todas las distancias de calidad y espacio, serán el paralelo de la revolución colorista que propone Delacroix.

No se conciben, en general, más que los lienzos de grandes proporciones, en los que pretendía reflejarse el ambiente y las preferencias de una época claramente delimitadas y conseguidas. Sin embargo, un nuevo género llamado a ser como el pregón revolucionario del Arte, se iniciaba en la nueva generación creadora que había de mirar en la pintura, su técnica y un punto que intentaba ser regenerador y tonificante.

Por otra parte, los cuadros de temática taurina ocupan el otro lugar preponderante dentro de su acervo, donde aparecen las diversas capeas lugareñas, bien en plazas de pueblo o en claros de bosques, escenas de toros irrumpiendo en mercados, además de sus famosas procesiones y fiestas campestres de majos y majas de la época.

Lucas entra a los toros por mera afición, porque los toros son el más español de todos los divertimentos, porque son la nota más expresiva y agradecida del color y del movimiento, y porque recogerán la expresión más fervorosa del llamado costumbrismo.

De esta manera, la tauromaquia queda codificada en las artes plásticas de Eugenio Lucas, con varios títulos, entre los que encontramos: "Encierro de toros en un pueblo", "En tendido", "Majas al balcón", "Un palco de la antigua Plaza de toros de Madrid", "Corrida de toros en un pueblo", "Una vara" y "Apartado en la dehesa La Muñoza", entre otras.

En tanto, una de las claves de su periodo más clásico es su famosa "Plaza Partida" (foto) un óleo sobre lienzo que data de 1854 y del cual existen dos versiones, en la imagen se muestra la antigua plaza de toros de la calle de Alcalá de Madrid, con una talanquera que divide el ruedo en dos partes y donde se escenifican diversas suertes taurinas ante la mirada atenta de los espectadores.

Representada desde el tendido, la perspectiva crea un coso elíptico fuertemente marcado por la diagonal de la talanquera, y otra cromática, que diferencia el lado en sombra de la parte al sol. En primer término se observan personajes coloristas ataviados con ropajes populares, majos, manolos y manolas, una amplia gama tipos con capas, catites, mantones, faldas de volantes, abanicos, que se van desdibujando según avanza la mirada hacia el fondo de la plaza. 

A pesar de las cruentas escenas y el bronco y desgarrado realismo de la representación de lo sucedido en el albero, el cuadro irradia color al estar trabajado con vivas tonalidades. Una pieza que  juega con los acabados, figuras detalladas en el primer plano que se van desvaneciendo hasta estar compuestas únicamente por manchas de color.

En conclusión, Eugenio Lucas mostrará una compleja y codificada realidad que supo resumir de una manera trágica, sangrienta y doliente, y a la vez colorista y festiva, donde la tauromaquia jugó el papel de actriz principal dentro de su obra.

Bibliografía:

Díez, José Luis. "La pintura española XIX en el Museo Lázaro Galdiano", Madrid, Fundación Bancaja, 2005.

Martínez Novillo, Álvaro. "El Pintor y la tauromaquia". Turner, Madrid, 1988.


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