La actuación de ayer de
Joselito Adame en la plaza de Las Ventas de Madrid generó diversas opiniones de parte de los cronistas de los principales medios, y que se agrupan en la siguiente información para tener una visión más clara de lo que hizo el torero mexicano.
Andrés Amorós (ABC):
El segundo flaquea pero es noble. Joselito Adame brinda al cielo. Con facilidad, le coge el aire: liga templados naturales con el de pecho. Una faena estimable, de buen oficio. En el quinto, que mansea y no se entrega, destaca Fernando Sánchez, con los palos. Brinda a Nacho, el defensa del Real Madrid. Le saca algunos muletazos, aprovechando la querencia a tablas, pero la espada cae baja. Una tarde de veterano profesional, no más.
Patricia Navarro (La Razón):
Veníamos justo entonces de la polémica. Buena. Estamos vivos. Disentimos. El público se dividió entre los que querían el trofeo para Joselito Adame y los que no. Fue el segundo un toro con movilidad, casta que rozaba el genio y repetición, material había porque transmitía, aunque el toro no fue un canto a la bravura ni a la entrega. Había faena. Adame la hizo a su manera. Resuelto siempre, fugaz en el toreo fundamental, abundante en los remates, en los pases de pechos. Fue una faena elocuente, coloreada y resolutiva, que supo poner fin con entrega absoluta. En la estocada hubo mucha verdad. Como la oreja no fue hubo vuelta. Quiso seguir con el rol de triunfo con un quinto que le cortó en seco. Rajado y a su aire negó opciones. Y la opción de polémica. Hábil y rápido con el acero de nuevo.
Zabala de la Serna (El Mundo):
La desigual, escalonada y seria corrida de Fuente Ymbro tuvo en este toro tan bien hecho y en el segundo, tan lejano a la belleza, sus más notables representantes. De mejor estilo y mayor fondo el de Joselito Adame. Cuando Adame lo trató convenientemente, el fuenteymbro respondió con amabilidad. Cuando lo violentó, la embestida se descompuso. Así en el prólogo y en el epílogo de la faena, el torero mexicano alcanzó el entendimiento y, probablemente, la línea del toreo que persigue: desmayado, templado, acinturado, caído de hombros. Pero el exceso de toques dinamitó ese camino. La obra perdió la brújula hasta que de nuevo el toreo despacioso y en redondo brotó. Un excelso cambio de mano apuntó el yacimiento no explotado de la embestida a izquierdas. Los doblones desprendieron sabor. Desgraciamente lo que se desprendió de la cruz fue una estocada baja que desligitimaba la petición. La vuelta al ruedo valía como consolación por los momentos brillantes. O tampoco. Otro espadazo en los blandos se cargó también lo hecho con un quinto cinqueño, hondo y cuajado. Un mansote sin maldad que Joselito Adame toreó en otra versión más despatarrada.
Antonio Lorca (El País):
Joselito Adame consiguió dar la vuelta al ruedo en su primero en una actuación que tuvo color y cierta enjundia que no pudo rematar. Dibujó muletazos garbosos aprovechando el viaje de un toro tan noble como desfondado; en el quinto se justificó a pesar de la sosería del animal.
Paco Aguado (Agencia Efe):
El mexicano Joselito Adame dio una protestada vuelta al ruedo después que, sin fuerza suficiente, se le pidiera la oreja de su primero, al que hizo una faena habilidosa y de poco temple, en la que brillaron sólo los ayudados rodilla en tierra de remate antes de matarlo de un bajonazo. Ya con el manso quinto, que buscó las tablas desde el primer momento, no pudo desquitarse.