Muy poco tiempo antes del principio de la feria de Sevilla de 1947, después de varias juntas y para frenar a Carlos Arruza, tratando de evitar que siguiera arrollándolos, los toreros españoles rompieron relaciones entre los diestros de México y ellos.

Con la idea de llegar a una decisión, en las oficinas del Sindicato Nacional del Espectáculo de Madrid, se escucharon los puntos de vista de todos los matadores de toros que desearon exponer sus ideas, y quedó aclarado que a ninguno se le impidió hacerlo. Las opiniones estaban muy divididas y por ello el jefe del Sindicato, al fin y al cabo un puesto político, decidió que era necesario terminar y para resolver el caso, ponerlo a votación. "Continuación de Relaciones" o "Final de Relaciones", era la cuestión a resolver.

Manolete pidió la palabra y acabó con todos… sí, igual que en la plaza. Al pronunciarse, el famoso espada cordobés, dijo lo siguiente:

"Yo siempre he creído, y continúo creyendo, que los toreros tenemos que arreglar nuestras diferencias en el ruedo, frente al toro, y ante el público. Estas no me han parecido reuniones de toreros. Mi voto es por la continuación de las relaciones con los mexicanos y… me retiro de aquí, ya estuvo bien".