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Anecdotario de Giraldés: Una respuesta retadora

Viernes, 15 Jul 2016    Tijuana, B.C.    Giraldés | Opinión   
Sobre Rafael Guerra "Guerrita" y su actitud ante Rafael Molina "Lagartijo"
El arte del toreo, desde su iniciación, hasta nuestros días, ha estado acompañado por una constante evolución, situación siempre presente en todo lo que es vital. En la Fiesta, de los cambios no solamente se han manifestado en la forma de hacer las distintas suertes, también han sido evidentes en el desarrollo de las carreras de los toreros y en la presentación del espectáculo.

Desde los principios del toreo a pie hasta finales del siglo XIX, para ser matador de toros era indispensable ingresar como banderillero en alguna cuadrilla. Los principiantes iban aprendiendo el oficio; cuando el matador lo consideraba oportuno cedía al banderillero que consideraba más preparado algunos de los toros que a él le correspondía lidiar y matar.

Imposible pensar que hoy el público que ha pagado el boleto por ver a Joselito Adame, por ejemplo, permitiría que él le deje uno de los toros de su lote a alguno de los banderilleros de su cuadrilla.

Se aceptada que grandes figuras como Cúchares, Lagartijo o Frascuelo, le cedieran uno de los toros de su lote a algún banderillero de su cuadrilla.

Rafael Guerra "Guerrita, después de actuar en algunas temporadas en las cuadrillas de Bocanegra y de Fernando El Gallo, se colocó en la de Rafael Molina "Lagartijo".

Por lo que hemos leído sobre Guerrita, sabemos que fue un gran banderillero: encontraba toro en cualquier terreno de la plaza y pasaba igual por el lado derecho que por el izquierdo.

Lagartijo, según cuentan, fue un torero completísimo: largo, variado, poderoso, con el valor que se necesita para ser figura y con mucha clase. Banderilleaba muy bien pero sólo por el lado derecho.

Entre Lagartijo y Guerrita existía una magnífica relación hasta que Rafael Guerra recibió la alternativa. Muy pronto empezó la misma lucha que se ha presentado a o largo de la historia del toreo entre quien está a la cabeza y el que quiere colocarse en ese lugar.

Impulsado por una ambición legítima, Guerrita decidió ocupar el sitio de Lagartijo. Hizo todo lo posible por ocupar el lugar de quien había sido su maestro y padrino de alternativa. La competencia profesional se convirtió en acentuada enemistad.

Declarada la pelea dentro y fuera de la plaza, Lagartijo y Guerrita torearon un mano a mano. En el primer toro, al pedir Lagartijo las banderillas, el público pidió que invitara a Guerrita. Salió Rafael Guerra por delante, pasó por el pitón derecho y Lagartijo le reclamó:

-¿Porqué te has ido por mi lado? -preguntó con molestia.

-Eso de "mi lado" estaba bien cuando yo era banderillero de su cuadrilla, maestro. Ahora me voy por el lado que me dé la gana... y ya lleva usted muchos años en el toreo para no haber aprendido a banderillear por el lado izquierdo.

Esta retadora respuesta pinta de cuerpo entero a una de las figuras mandonas de la tauromaquia: el famoso Guerrita, que tenía una lengua muy afilada y una ocurrencia que a veces molestaba por sus polémicas declaraciones. Pero así era El Guerra, que se podía dar el lujo de "largar tela" cuanto quisiera.


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