Banners
Banners

Tauromaquia: Víctor Barrio, muerte en la tarde

Lunes, 11 Jul 2016    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna en La Jornada de Oriente

Un halo trágico se pasea por los cosos del mundo en este 2016. En mayo, una cornada en la femoral se llevó en Perú al novillero Renato Motta, apenas un principiante. El Pana tocó en Ciudad Lerdo las puertas del martirologio taurino y éstas se abrieron para él un mes después, cuando junio empezaba a fatigar el calendario. Y este sábado –9 de julio– tocó turno en la plaza aragonesa de Teruel a un joven matador de toros hispano, Víctor Barrio, que toreaba su tercera corrida en este año –la organizó Alberto García, su propio apoderado, y asistían desde el tendido los padres y la esposa de Víctor, tan ilusionados como él en que "ésta sería la buena".

La fiesta tiene eso: un juego de claroscuros entre la ilusión y la incertidumbre, con la sombra del misterio de por qué tantas cornadas se pierden cotidianamente en el aire, en las entretelas de los trajes de luces, en simples partes facultativos con pronóstico leve o grave, pero en todo caso superable… y cómo es que unas cuantas veces el pitón penetra y mata como una sentencia inapelable. Es el cara o cruz de cada día de corrida, que para hacerse realidad requiere que hombres comunes se transmuten en oficiantes de un viejo y denostado rito, y cubran sus cuerpos con ropas extravagantes para poner su vida en el empeño de esa tarde, de todas las tardes y todas las temporadas y ferias de los ocho países del mundo donde se dan corridas de toros. Todo eso que, cita puntual del torero con el miedo y la incertidumbre, viene sucediendo y repitiéndose desde hace casi tres siglos dentro del círculo rojo de un redondel. 

Una tarde como cualquiera

La feria de Teruel, llamada del Ángel Custodio, celebraba el sábado su segundo festejo, con entrada mediana para ver a una terna sin mucho relumbrón de la cual era tercer espada Víctor Barrio, precedido por dos toreros de clase, Curro Díaz y Morenito de Aranda. Con un encierro de Los Maños, no era especialmente corpulento ni astifino, fiel al concepto de feria chica, propio de una plaza de tercera como es Teruel. 

En tercer turno se anunció la salida de "Lorenzo", con 529 kilos que, la verdad, no aparentaba el berrendo en negro alunarado y frontino, muy cornicorto, al que Víctor Barrio se fue a recibir a portagayola, deseoso de levantar una corrida que transcurría plácidamente, plana de emociones hasta ahí. Tras la larga cambiada de hinojos, el segoviano lanceó vibrante, sostenido por ese impulso de alegrar la tarde hasta consiguir al fin que la plaza rompiera en aclamaciones. Y decidió dejar crudito en varas al toro de Los Maños, deseoso de cuajarlo con la muleta. Por el pitón derecho, "Lorenzo" respondió bien y Víctor pudo correrle la mano a gusto. Mas cuando se puso el engaño en la zurda, se encontró con embestidas altas y un tanto pegajosas. Como su intención era elevar el tono de la faena, decidió insistir por ahí.

Cornada, consternación y muerte

Incómodo pero decidido, Víctor Barrio se ayuda con la espada para intentar reducir la casta del berrendo haciéndole tomar el medio círculo del pase natural: aun sobre piernas, busca conducir la embestida por ese pitón zurdo, el menos propicio. Traza así una especie de doblones girando en el sentido del viaje del bicho, mas para afirmar su mando, en uno de ellos el torero mete la pierna un poco de más en la ruta del animal, éste se vence y gira sobre las patas y el hombre se ve enganchado por la flexionada rodilla izquierda, y levantado y dejado caer bruscamente sobre la arena, una escena reproducida docenas de veces en la retina del aficionado por virtud de ese juego con el azar y la fortuna que es la tauromaquia.

Sólo que esta vez el toro acomete el cuerpo inerte del torero, que yace inmóvil en el piso, y lo hace con la testa humillada y el ávido pitón izquierdo apuntado al costado derecho de Víctor Barrio, arrastrado sin remedio por el empuje del astado, sacudido con violencia, el cuerno firmemente hincado en el dorso del lidiador, y solamente después de varios segundos angustiosos abandonado por su inocente victimario, que al fin ha soltado la presa y persigue alguno de los capotes que acuden al quite. 

Eso fue todo

El resto es un escueto parte facultativo, firmado por la doctora Ana Cristina Utrillas Martínez, cirujana en jefe de la plaza de Teruel, donde se da cuenta de la defunción, a las 20:25 horas del sábado 9 de julio de 2016, del matador Víctor Barrio, por efecto de una cornada en el hemitórax derecho que perforó el pulmón del mismo lado y rompió la aorta torácica con disección posterior hasta el hemitórax izquierdo.

Fuera de la enfermería aguardaba la familia del joven lidiador, sacrificado en aras de un rito que acostumbra alternar expectativas frecuentemente incumplidas con tardes de éxtasis, y que se ha alimentado de sangre y gloria a través de las generaciones. Así lo refleja el breve y sentido tuíter de Raquel Sanz, tras clausurarse de manera funesta dos años de matrimonio e ilusiones compartidas con Víctor Barrio: "Siempre soñamos con la portada de la Puerta Grande de Las Ventas. No pudo ser. Injusta vida, la que se me ha ido contigo".

¿Quién fue Víctor Barrio?

Nació en Grajera, Segovia, el 29 de mayo de 1987, y fue un torero de vocación tardía, pues contaba ya 20 años cuando empezó andanzas taurinas por pueblos de su región. Pero destacó rápidamente. No era torero de aromas, fiel a su raigambre castellana desarrolló, desde su elevada estatura, un estilo parado y vertical, algo rígido incluso, que se expresaba con firmeza de planta y manos bajas. Se consagró así triunfador novilleril de 2011 en Madrid, y allí mismo, en Las Ventas, lo hizo matador José Pedro Prados "El Fundi" el 8 de abril de 2012, en presencia de Juan del Álamo, toros de José Luis Pereda. Perteneció a la camada de nuestros Diego Silveti, Joselito Adame y Sergio Flores, con quienes alternó varias veces, incluso en Madrid. Y como matador encontró poco eco en las empresas.

Este año sólo había actuado dos tardes, en Valdemorillo y en la feria de San Isidro, sin mayor suerte. Para la corrida de Teruel eligió un terno grana y oro. Con él hizo su último paseíllo para participar en una corrida que no iba a concluir, pues al conocerse la noticia de su muerte, el festejo fue suspendido por acuerdo común de público, toreros y autoridades.

Dos matadores muertos el mismo año

Entre las singularidades de este sangriento 2016 una realmente sobrecogedora: que dos matadores de toros mueran el mismo año en el ejercicio de su profesión –El Pana y Barrio, en este caso– es suceso tan poco común en la historia de la tauromaquia que solamente había ocurrido en 1920 (Joselito El Gallo, cogido y muerto en Talavera, y Agustín García "Malla", en Lunel, Francia), 1921 (El mexicano Ernesto Pastor, en Madrid, e Isidoro Martí "Flores", en Beziers, otro coso francés), 1922 (Manuel Granero en Madrid y Manuel Varé "Varelito" en Sevilla), 1926 (Manuel Báez "Litri" en Málaga y Mariano Montes en Carabanchel) y, superada la terrible sangría de los años 20, en 1947 (Manuel Rodríguez "Manolete" en Linares y José González "Carnicerito de México" en Vila Vicosa, Portugal).

Los Adame

La inesperada tragedia de Teruel impidió que esta columna se refiriese, como tenía previsto el autor, a los reiterados triunfos de Joselito y Luis David Adame en cosos españoles. A Luis David, que fue el primero en abrir la puerta grande de Pamplona durante los actuales sanfermines con la autoridad de quien ha paseado tres orejas, incluso empiezan a aparecerle detractores, acusándolo de descargar la suerte y copiar el estilo de Roca Rey –que pocos días después cortaría otros tres apéndices ante los asombrados pamplonicas. Está claro por dónde van los tiros. 

A su hermano mayor no le hacen falta detractores sino contratos, más escasos para él que en años anteriores por la sencilla razón de que ha decidido firmar solamente los que estén acordes con su categoría, por cartel y por dinero. Bajo ese patrón, sus recientes y apabullantes victorias en Burgos y Soria son incontestables. Un tema con muchos ángulos de interés, que seguramente podremos abordar en próximas columnas.   


Noticias Relacionadas







Comparte la noticia