Definitivamente José Luis atraviesa por el mejor momento de su carrera, lo que ha venido demostrando desde hace más de un año en diversas plazas, incluyendo triunfos en las dos temporadas pasadas en la Plaza México.
Hoy se alzó como triunfador al cuajar gran faena de ritmo y temple al segundo de la velada, cuya bravura y transmisión mantuvieron la emoción a lo largo del trasteo que el torero desarrolló por ambos perfiles, ante el cárdeno que embestía con prontitud; aunque la estocada casi entera fue algo atarvesada surtió efecto y habiéndose concedido un apéndice, la insistencia popular obligó al juez a conceder el otro premio.
Con el quinto, Angelino volvió a lucir en verónicas y banderilleó con su acostumbrada facilidad; la labor muleteril no alcanzó niveles mayores pues el astado falto de fuerza impidió engarzar los muletazos, sin embargo tras atinar en la estocada aparecieron pañuelos no en suficiente cantidad para que se le premiara.
Gran expectación hubo por ver la reaparición de El Zapata que llegó tras torear en Texcoco; mostró su variedad con el capote y voluntad con los palitroques, recibiendo en cada momento el apoyo del público. Entendió al bello ensabanado que abrió plaza el cuial no era fácil, no obstante con evidente voluntad, Uriel pudo sacarle partido y tras un espadazo al encuentro le concedieron una oreja.
El corrido en quinto lugar tuvo menor presencia que sus hermanos, le vimos nuevos intentos por agradar con capa y banderillas haciéndose aplaudir; sus recursos y experiencia le hicieron salir a flote para luego conseguir estocada casi entera y saludar una ovación.
Sergio Flores lidió adecuadamente al tercero de la función al que toreó bellamente a la verónica y exponiendo en el quite; su trasteo tuvo mérito además de entendimiento ante las escasas condiciones del astado; falló al matar escuchando un aviso; sin embargo, le sonaron las palmas.
En el que cerró plaza después de un buen inicio con la capa, el toro ofreció pocas posibilidades de lucimiento en virtud de lo cual Sergio abrevió para terminar escuchando nuevas palmas.