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Tauromaquia: La temporada

Lunes, 26 Oct 2015    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna de hoy en La Jornada de Oriente

Por vez primera, la Plaza México dio a conocer, desde semanas antes de inaugurar su temporada grande, 24 carteles prácticamente completos, del de ayer domingo al del 21 de febrero del próximo año. Se reproduce así la antigua costumbre española –propia de ferias locales de publicar íntegra la cartelería con el fin de atraer abonados.  Un sistema práctico y funcional bajo esas circunstancias de corrida diaria y las necesidades de agenda de los toreros. Pero que, trasladado a la realidad y las tradiciones mexicanas, cuesta bastante comprender y más aún justificar.

Porque la situación de las plazas de temporada, como son en mayoría las de este país y muy marcadamente las de su capital, es harto distinta. Aquí, lo clásico era anunciar con anticipación el elenco completo de la temporada –los famosos derechos de apartado, inaugurarla con un cartel bien balanceado –raramente toda la carne al asador… y dejar que la temporada fuera transcurriendo y estructurándose en función de sus propios resultados.

Este procedimiento –ni siquiera exclusivamente nuestro, puesto que muy antes se implantó en Madrid y Barcelona, prototípicas plazas de temporada– permitía armar la terna de cada semana en función del resultado de los festejos previos, sobre un avance de cartel basado en la figura y la ganadería contratadas para esa fecha. Para empezar, dicha costumbre mantenía en vilo a los aficionados de lunes a jueves, día del anuncio oficial del cartel dominical. Pero, sobre todo, servía para nivelar y actualizar mejor el contenido de cada terna, al afirmar o descartar sobre la marcha a los presuntos punteros según hubiesen triunfado o no –sin olvidar segundas oportunidades tras una tarde aciaga, repetir y promover adecuadamente a triunfadores emergentes, y mantener expectantes –y hasta indirectamente participantes– a los aficionados. Porque un empresario con buen oído no podía ignorar la voz de la calle. Además, su sensibilidad de buen aficionado le indicaba como urdir combinaciones con sentido y contenido propios.   

No dudo que tal práctica desgastara sobremanera a la empresa responsable, ni que los tiempos que corren hayan levantado nuevos obstáculos a su realización. Pero es lícito sospechar que la recién estrenada usanza podría muy bien proceder de la presión o los "consejos" de apoderados y taurinos hispanos –o hispanizantes, ya que, como todos sabemos, la oleada colonialista que tanto esfuerzo, sudor y sangre costó erradicar está resurgiendo, sin oposición casi, en todos los órdenes de la vida nacional. Después de todo, política y toros –ya lo decía Ortega y Gasett—siempre han ido de la mano. Y el malinchismo nunca se irá del todo.

Foráneos

Sin embargo, y paradógicamente, pocos reparos pueden oponerse al elenco de la temporada en su conjunto. Por principio, incluye a prácticamente todos los nombres exigibles para el ciclo más extenso e importante de América (salvo el de Guadalajara, menos cuantioso pero bastante más serio). La única excepción, entre los extranjeros, es sin duda Diego Urdiales, que tuvo una campaña consagratoria –triunfador absoluto en Bilbao y Logroño– y después de 17 años de matador sigue sin confirmar en a La México; en cambio, la ausencia de Miguel Ángel Perera es razonable, tras su cornadón del 15 de septiembre en Salamanca.  

Fuera de ellos, van a comparecer en Insurgentes los restantes triunfadores del año taurino europeo, aunque el madrileño López Simón y el peruano Roca Rey las auténticas revelacionescon una sola corrida. Como asimismo Morante, José Tomás, Juan José Padilla, Daniel Luque, El Capea, Manuel Escribano, Víctor Puerto y Rivera Ordóñez. En cambio, repetirán paseíllo José Mari Manzanares, El Juli, Sebastián Castella, Alejandro Talavante y Enrique Ponce. Éste, para cerrar la serie alternando con Hermoso de Mendoza, aunque no en ese falsificado mano a mano sobre el que inicialmente se especuló, sino con algún mexicano como complemento. Mexicano que seguramente no será Joselito Adame, sino algún joven torero de dinastía que no vaya a comprometer en exceso a los divos hispanos.

Nacionales

Quizá el mayor acierto empresarial sea la incorporación al elenco de Joselito Adame, máxima figura mexicana, tortuosamente dejado fuera el año anterior. Tres veces partirá plaza José, la primera ayer mismo, y la última para contender mano a mano con el también reaparecido –y largamente preterido José Tomás. No será, sin embargo, quien más veces toree en insurgentes durante este invierno, ya que Diego Silveti lo hará en cuatro ocasiones –es el que más– por tres de El Zotoluco, El Payo y Arturo Saldívar y dos de Juan Pablo Sánchez, Fermín Rivera, Fermín IV, Sergio Flores, y una por añadido de José Mauricio, Pizarro, Fabián Barba, Víctor Mora, Angelino, Pepe López, Garibay, Mario Aguilar, Arturo Macías y un largo etcétera, ya que habrá tres jueves taurinos con seis espadas, y un tercero con los triunfadores de los anteriores. 

Veremos asimismo a los rejoneadores nacionales Alejandro Zendejas, Jorge Hernández Gárate y Rodrigo Santos; falta el mejor de todos, que es actualmente Emiliano Gamero.

El ganado

Como es ya norma, los hierros de abolengo seguirán desterrados de la Monumental –Xajay, única excepción, a cambio de abundantes nombres de ganaderos del asfalto, con la consecuente amenaza, a menudo cumplida, de un opulento muestrario del post toro de lidia mexicano, al que es usual se apunten las figuras hispanas. Vean si no: Manzanares: Julián Handam; López Simón: Lebrija; Ponce: Bernaldo de Quirós; El Juli: Montecristo; Morante: Teófilo Gómez; Rivera Ordóñez: Marrón; Capea: Arroyo Zarco. No todos son figuras, pero todos están encantados de hacer la América sin enfrentar astados de poder y bravura contrastados. Y a saber qué divisas deparará el destino a Castella el 5 de febrero y a Ponce en el cerrojazo, carteles aún no cerrados en el rubro ganadero. 

Mejores augurios despiertan hierros como Xajay, Barralva, Jaral de Peñas, Fernando de la Mora, Los Encinos y quizás Marco Garfias, La Punta, Guadiana, Jorge María y Campo Real. No deja de ser notorias las ausencias de La Joya y Santa María de Xalpa, que en años anteriores enviaron encierros muy superiores en trapío, calidad y casta a la mayoría de las ahora anunciadas.

El suceso del año

Sin duda va a constituirlo la reaparición de José Tomás, la leyenda torera más singular y escurridiza del siglo presente, por seis años ausente de La México, plaza donde se hizo matador (10-12-95), pero en la que ha toreado realmente poco, alejado por la picaresca taurina que rodea el manejo de nuestro coso máximo. Está anunciado para el 31 de enero, con un encierro mixto de Fernando de la Mora-Los Encinos –tres y tres– y como único alternante y contendiente nadie menos que Joselito Adame.


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