Triunfal y con matices interesantes, ha sido la tercera corrida, cuarto festejo, de la Feria de San Francisco, en Pachuca, con los trofeos que se repartieron Zotoluco y Adame, ante la entrega de un público que hizo buena entrada en la monumental “Vicente Segura”.
También los acompañó en la salida a hombros el ganadero y empresario del coso, Julio Uribe, por el buen juego de varios de los toros que lidió esta tarde, que fueron aplaudidos en el arrastre, y uno de ellos, con los honores del arrastre lento, que quizá dicho merecimiento eran más para el primero y segundo de los lidiados a pie.
Eulalio López, como es habitual, volvió a dar cátedra, de lidiador y de torero, de un matador maduro que ha alcanzado el título de maestro consagrado. A su primero lo saludó con una larga de rodillas en tablas, lo midió en el castigo, y destacó en banderillas Cristian Sánchez.
Con la muleta, Zotoluco ha cuajado una faena importante, que tuvo el sello sobre todo del temple, rematada por la plasticidad que tuvieron las tandas que ejecutó, a un astado noble, con fijeza y calidad, cualidades que aprovechó a cabalidad el torero. Cobró una estocada apenas tendida en lo alto, para que se pidieran con fuerza las orejas, y palmas en el arrastre al buen toro.
A su segundo lo volvió a saludar con una larga de hinojos, y destacó Sergio González en banderillas. Con la muleta, fue otra historia que con su primero. El torero hizo el esfuerzo pues el animal no era fácil, comenzó por enseñarle a embestir, a pasar por el engaño y después, a meterlo, a convencerlo.
Así, deletreando, fue que creció el trasteo, hasta poder construir una faena que tuvo mérito, y también el buen concepto de cada pase que dibujó, contando nuevamente con la entrega del público. Hubo también adornos, despachándolo de tres cuartas raciones de acero con las que tardó en doblar un poco la res.
Joselito Adame pudo triunfar con el que cerró plaza, el toro más hecho del encierro, que además era alto. Lo recibió con una larga de rodillas, para después ejecutar dos lances, sentado en el estribo de la barrera. Lo midió en varas, donde sólo recibió un puyacito, y después tener un inicio que emocionó a la asistencia, de muletazos por alto rodilla en tierra y tomado de la barrera. Armó la escandalera cuando le corrió la mano a este toro que también tuvo nobleza, repetición y clase en la embestida, obediente.
Hubo tandas por ambos pitones en los que llevó largo la embestida del burel, finalizando con una serie de molinetes y un trincherazo, que le aplaudieron con fuerza. Cuando se tiró a matar, dio la impresión de que la res aún tenía otro par de tandas adentro. Dejó una estocada baja, el juez otorgó primero una oreja, la gente se encrespó pues pedía con fuerza la segunda, y aunque finalmente la dio, la autoridad señaló que no iba a dar la segunda por la defectuosa colocación del acero.
Antes, a su primero lo toreó bien a la verónica, siendo aplaudido el picador Mauro Prado por un buen puyazo. Quitó por chicuelinas, aprovechando el galope emotivo del animal. De muleta estuvo tesonero ante un astado que no se empleaba y que al inicio de faena, gazapeaba. El animal acometía sin son, descompuesto a momentos, punteando. Tuvo que descargar cuatro golpes con el descabello para pasaportarlo.
Iván Fandiño pudo conectar con el público al torear a su segundo, saludándolo con una larga en tablas de rodillas, destacando en banderillas Pascual Navarro, por la manera en que resolvió cuando se quedó el astado en el viaje. Enseguida, al no poder ponerse a resguardo en el burladero el banderillero Jorge Manuel Espinosa, fue alcanzado por la res, recibiendo una cornada de tres trayectorias en la cara interna del muslo izquierdo.
En la muleta, el astado sacó virtudes luego de haber hecho un primer tercio incierto y un punto complicado. El torero de mitad de trasteo en adelante, fue cuando rompió tanto el toro como la faena, y se expresó dibujando muletazos con temple, buen trazo, que calaron en el público, por lo que tuvo una buena respuesta.
Hubo una importante tanda con la izquierda, bien rematada con el de pecho. Señaló dos pinchazos hondos, resultando trompicado en el primero, por lo que quedó sin aire tendido en el suelo. Se repuso y despachó a la res de certero golpe con el descabello. Se ordenó el arrastre lento a la res, mientras al torero lo sacaron al tercio.
Su primero fue un muy bonito berrendo alunarado que peleó firme y se durmió en el peto, siendo aplaudido el picador Alejandro Martínez. En la muleta no terminó de acoplarse con la acometida del toro, y el torero pese a que le buscó, no logró que la faena remontara, pero sí hubo algunos muletazos qué destacar. Fue aplaudido en el arrastre el animal, y palmas para el diestro.
Abrió plaza el rejoneador Sebastián Torre, que ya pasó a la historia por ser el primer caballero al que se le va vivo un toro en este ruedo. Batalló en tratar de enterar a un astado muy distraído de salida, al que finalmente le dejó dos rejones de castigo. En banderillas destacó con dos a pitón contrario, y un momento en el que la gente le aplaudió, cuando se llevó con galopes a dos pistas a la res, que se dejó un poco más en este tercio, que hay que decirlo, era mejor para los de a pie.
Los Forcados Mexicanos protagonizaron un gran primer intento, con Tonatiuh Lailson a la cara. Quedó aturdido en el piso el forcado, se repuso y entonces fue en el segundo intento, con las ayudas cargadas y en corto, cuando pudieron consumar la pega. Al forcado lo tuvieron que sacar de la cara del toro porque resultó con fractura de tibia y peroné del pie izquierdo. El rabillador cuando consumó la suerte, hizo el toro por él y se hizo de la cara, como si lo hubiera pegado, pero tuvo que soltarse al quedar solo.
No anduvo fino con el rejón de muerte, montando además a un caballo que se "destapaba", hasta escuchar los tres avisos.