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Especial: Padilla, 300 tardes después

Domingo, 11 Oct 2015    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: Sandra Carbonero / Archivo   
Hoy celebra su corrida 300 desde que reapareció en Olivenza
Hoy, en la plaza de la ciudad española de Montoro, Juan José Padilla celebra su corrida 300 desde que reapareció el 4 de marzo de 2012 en Olivenza, luego del brutal percance sufrido en la plaza de "La Misericordia", en Zaragoza, aquel 7 de octubre de 2011, cuando el pitón de un toro de Ana Romero le partió el rostro y perdió el ojo izquierdo.

Con las huellas indelebles y su ya característico parche, Padilla se vistió de luces nuevamente a tan sólo cinco meses de distancia con respecto al percance. Impulsado por una fuerza de voluntad sin parangón, así como el profundo amor a su profesión, el jerezano volvió a la carga.

En volandas salió aquella tarde en Olivenza, primera corrida de una nueva vida y que a la postre marcaría un futuro diferente. Dos orejas cosechó El Pirata, a lado de Morante y Manzanares, con toros de Núñez del Cuvillo. Este festejo significó el triunfo de la vida, pero sobre todo la victoria de una vocación.

El primer toro que lidió en Olivenza lo brindó a los doctores Val-Carreres y García Perla, que fueron y han sido piezas fundamentales para su recuperación. Fueron varios compañeros los que a la postre lo sacaron a hombros, entre los que estaban Antonio Barrera, Miguel Abellán, El Fandi y Alejandro Talavante.

A lo largo de estas 300 corridas tras el percance en Zaragoza, Juan José ha podido acartelarse en combinaciones de mayor calado y tomar parte en prácticamente todas las ferias y temporadas del mundo taurino. El destino, si así se le quiere llamar, le tenía una recompensa grande.

Asimismo, el llamado Ciclón de Jérez fue el líder del escalafón europeo durante los años 2013 y 2014, con actuaciones impregnadas de una gran intensidad. Su concepto del toreo podrá gustar o no gustar, pero el mérito que tiene Padilla resulta innegable a todas luces.

Estas temporadas no han sido sencillas y no todo es miel sobre hojuelas. Los procesos de rehabilitación conllevan un esfuerzo superior, además de las ocasiones que el torero ha tenido que pasar nuevamente por el quirófano para corregir daños en el nervio facial, oídos y demás regiones.

Juan José Padilla, como ejemplo de fortaleza y amor a una profesión, tiene ya un lugar especial dentro del toreo. Solamente él sabrá hasta cuando continuar en activo, pero de momento ya son 300 corridas toreadas después de aquel espeluznante día en Zaragoza que nos estremeció a todos.


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