Fue el regiomontano Cayetano Delgado el que protagonizó los mejores momentos de la novillada celebrada este sábado en la Plaza Arroyo, festejo que había quedado pendiente del Coliseo Centenario, de Torreón, y que ya no pudo realizarse allá debido a la reciente prohibición de la Fiesta en Coahuila.

Delgado sorteó al único novillo que ofreció opciones de lucimiento, un astado de Rodolfo Vázquez que tuvo movilidad y un buen pitón izquierdo. Así, al natural, el joven norteño eslabonó momentos de interesante nivel, aunque sin justarse demasiado, los cuales a la postre fueron los trazos de mayor calado de todo el festejo.

Sin embargo, no consiguió mantener el ritmo del trasteo y éste vino a menos. Luego de tres cuartos de estocada, saludó una merecida ovación desde el tercio.

El segundo de la tarde, de José Arroyo, empujó con poder en el peto del caballo que montó Erick Morales, que le echó raza y aguantó incluso una caída. No obstante, el novillo llegó al tercer tercio reculando de continuo y arrollando, de tal forma que le complicó el panorama a Víctor Gallardo.

El hidalguense hizo el esfuerzo y plantó cara, pero su natural verdor le impidió imponerse; ciertamente no era fácil, pues las condiciones del berrendo resultaron realmente complejas.

Buena planta de torero tiene el tlaxcalteca Carlos Martell, pero le cuesta conectar con el público. El novillo de La Victoria fue mansito y sin clase, aunque se dejó pegar pases, y el torero anduvo insistente y dejó algunos buenos detalles, para salir al tercio ante una ovación desangelada.

El hidrocálido Alejandro Paredes enfrentó a uno de José Arroyo que no se empleaba en las telas y que comenzaba a desarrollar sentido. Muy verde se notó el torero y, al no sentir seguridad necesaria y tras ser arrollado, prefirió abreviar y liquidó de una estocada baja, pero muy efectiva.