Fermín o la difícil "pose" de la naturalidad (video)
Domingo, 19 Abr 2015
Aguascalientes, Ags.
Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda
Cuajó una faena luminosa e inspirada y cortó dos orejas
Decía Oscar Wilde que "la pose más difícil de todas es la de la naturalidad”. Se refería a la capacidad de un actor de transfigurarse en un personaje distinto a su ser; de sustraerse a su "yo" y poder interpretar a "alguien" más como si en realidad fuera esa persona.
Sin embargo, esta reflexiva frase del autor de "El fantasma de Canterville" adquiere una dimensión superior si hablamos de tauromaquia. Porque torear con naturalidad, precisamente despojado de cualquier pose, de cualquier artificio, desnudo el hombre ante la expresión artística que brota de su alma, ¡es lo más difícil que hay en el toreo!
Pues eso fue, precisamente, lo que hizo el día de hoy Fermín Espinosa "Armillita IV" en la apertura de la Feria de Aguascalientes: elevar el toreo a "ejercicio espiritual" –como sentenciaba Juan Belmonte– capaz de proyectar una emoción muy intensa, fundamentada en la profunda sencillez de la naturalidad.
Y este nuevo encuentro con un franco colaborador de la ganadería de Bernaldo de Quirós –como aquél magnífico "Rompenubes" al que el año pasado bordó el toreo siendo novillero– se tradujo en la suerte de disfrutar la inspiración de Fermín, esa que aglutina una larga historia de torería cuya fuente inagotable se remonta a la esencia de su abuelo, el famoso maestro Fermín.
Así que casi sin hacer ruido, el Fermín torero de nuestros días vuelve a dejar entrever una gran carga genética, ahora respaldada por la confianza de haber toreado con más frecuencia; de seguir afianzando los conceptos técnicos que hoy, delante de "Predicador", plasmó en una faena de filigarana de esas que ya pocas veces se ven en un plaza de toros.
La tersura de su trazo, el temple de sus muñecas, la suavidad de sus toques y la precisión de su colocación, fueron una sinfonía de bien torear a un toro que se vino arriba en banderillas y sacó todo su fondo de nobleza por el pitón derecho
Fermín lo acarició de principio a fin en una faena en la que fue llevando al público de la mano con la misma naturalidad de su cadencioso toreo. Una estocada contundente, como la que había recetado al tercero, que fue un toro que terminó violento, fue la razón más definitoria para que le concedieran dos orejas que lo convierten en el primer gran triunfador del ciclo sanmarqueño.
Si Fermín hizo el toreo sentido, Fabián Barba hizo el toreo pensado. Qué importante actuación la de Barba, pues no sólo volvió a enseñorear su bien aprendido oficio ante dos toros complicados, sino esa claridad de ideas y una serenidad pasmosa para resolver la papeleta con mucha inteligencia.
Además de ello cabe destacar las rotundas estocadas con las que despenó a los dos toros de su lote, que si bien es cierto no le permitió expresar como seguramente él quería, si dejó entrever esa madurez profesional que lo tiene con un pie en la presente temporada de Las Ventas de Madrid, plaza en la que espera confirmar su alternativa.
De enorme mérito fue la faena que le hizo Fabián al quinto, un toro hondo y serio, que en varias ocasiones lo tuvo a merced para echarle mano. Pero al otro torero hidrocálido del cartel no le llegó el agua al cuello, ni mucho menos. Y salió airoso del compromiso que, de haber tenido mayor finura en la colocación de la espada –al primer toro le dio la que quizá sea la estocada de la feria– hubiera tenido el justo premio de una oreja.
La vuelta al ruedo que la gente le obligó a dar fue la muestra más clara de la empatía que provoca este honrado profesional del toreo no sólo entre el público, sino también entre los profesionales.
Las emociones vividas hoy en la Monumental fueron de menos a más y la corrida terminó en tono alto con lo que hizo Armillita IV. Sin embargo, ya desde el cuarto ejemplar, un toro hondo y serio de Los Encinos, Pablo Hermoso trató de estar a la altura del compromiso y lo consiguió toreando muy bien, con su habitual maestría y temple, pero sin remate con el rejón de muerte.
La frialdad del público con el navarro durante la lidia del noble toro que abrió plaza, fue la demostración de que Pablo lleva razón en exigir –cuando no lo impide el reglamento taurino– que alguien más le abra plaza. Pero al margen de esta circunstancia que, inclusive, ha generado polémica en distintos cosos, la grandeza de su toreo siempre brilla con luz propia.
Qué lástima que el primer toro de la tare no tuvo un punto mayor de transmisión, pues era un dechado de clase. Y quizá eso impidió que Pablo conectara más con la gente, no obstante que buscó hacer las cosas con temple y verdad.
El regusto final que dejó en el ambiente Fermín Espinosa, es una clara enseñanza de que –en otra frase cumbre– "el arte del toreo es todo aquello que queda después de que las suertes se han hecho como mandan los cánones", según afirmaba el inolvidable Antonio Bienvenida, otro torero, como Fermín, que forma parte de una de las dinastías más significativas de la historia.
Ficha Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Primera corrida de feria. Mixta. Media entrada (unas 8 mil personas) en tarde soleada y calurosa, con algunas ráfagas de viento. Dos toros de
Los Encinos, bien presentados, nobles y con clase, pero sin transmisión. Y cuatro de
Bernaldo de Quirós, bien presentados, de variado comportamiento, de los que destacó el 6o. por su bravura, premiado con arrastre lento. Pesos: 472, 485, 471, 516, 526 y 516 kilos. El rejoneador
Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas tras ligera petición y división.
Fabián Barba (azul añil y oro): Ovación tras petición y vuelta tras petición.
Fermín Espinosa "Armillita IV" (blanco y oro): Silencio y dos orejas. Incidencias: Al finalizar el paseíllo se tributó un minuto de aplausos a la memoria del ganadero
Jorge Barbachano, fallecido en días pasados.
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