Nace un sueño: San Constantino (fotos)
Martes, 03 Mar 2015
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: JAL
Juan Pablo Corona y su familia en la inauguración de la ganadería
Con la sencillez y la generosidad que lo caracterizan, Juan Pablo Corona Rivera ha visto hecho realidad un sueño: el nacimiento de su ganadería que lleva el nombre de San Constantino, hasta donde se dejaron llegar familiares y amigos –los de toda la vida y los nuevos, que son muchos– para acompañarlo en la inauguración de las magníficas instalaciones de su rancho "El Colomo", vecino del pueblo Soyatlán del Oro, en el municipio de Atengo, al sur de Jalisco.
Y en este día tan especial, en el que hubo muchas sorpresas y donde la convivencia fue fluyendo de manera natural, el exitoso hombre de empresa, fundador de Casa Toreros, y su esposa, Marcela López, nos abrieron de par en par las puertas de su casa, en la que se respira la bonhomía de esta pareja tan entusiasta.
El comentario generalizado de los taurinos presentes, entre los que se contaban toreros, ganaderos y algunos cuantos buenos aficionados llegados desde distintas regiones, fue unánime: "Ojalá que a la Fiesta llegaran muchos emprendedores como Juan Pablo". Y es verdad, pues alguien que arriba aquí con este entusiasmo hay que tratarlo con la misma categoría con la que él aporta no sólo una parte de su capital económico, sino lo mejor que puede dar una persona a los demás: su capital humano.
Así que ya desde las primeras horas de la mañana, en la finca bullía un sentimiento cargado de emoción, el que permeó cuando el padre Paco Escalante, antiguo novillero consagrado desde hace años a la vocación sacerdotal, ofició una misa que resultó tan simbólica como heterodoxa, por la forma en que unió los corazones de todos los presentes.
Un caporal de lujo: Santanero
Durante la eucaristía, el padre pidió a Juan Pablo que explicara el nombre elegido para su ganadería, y lo que representa este santo, San Constantino, que viene a enriquecer el largo santoral de la cabaña brava mexicana que hoy dá cuenta con una nueva divisa: azul rey y naranja. Y luego de ponderar la importancia de esta labor, los invitados salieron contagiados a presenciar uno de los momentos estelares del día: el taurinísimo reconocimiento al emblemático caporal Gustavo Castro "Santanero".
Aquel hombre, que fuera administrador de San Mateo durante varias décadas, con su andar pausado, sigue siendo el fiel reflejo del eterno enamorado del toro bravo. Y cuando se desveló la escultura de tamaño natural donde se le ve citando a una vaca de largo, los ojos se le humedecieron a Santanero ante este inesperado reconocimiento que habla de esa entrega tan desinteresada que hace de Juan Pablo Corona un hombre sensible al mérito de las trayectorias taurinas como la de ese torerillo de pueblo nacido en Santa Ana Amaya, Michoacán, que al cabo del tiempo se convirtió en un emblema del campo bravo mexicano.
Ahí, con la presencia del ganadero de San Mateo, Ignacio García Villaseñor, así como del escultor Santiago Flores, dimos lectura al prólogo escrito para esta aportación a las las letras taurinas: "Memorias de un caporal", dictado de viva voz de Santanero hace más de diez años y que, por azares del destino, hoy día ya se ha convertido en un valioso testimonio editado bajo el patrocinio de Bodegas Nubori, luego del trabajo de documentación y edición realizado por el inquieto Óskar Ruizesparza.
También se develó otra escultura monumental obra del sensible artista tapatío Jorge de la Peña que, como tantos otros buenos amigos, también se dio cita en San Constantino para vivir este día grande en la vida de la familia Corona López, compuesta por Juan Pablo, Natalia y Santiago, tres chavales que ya sienten con más fuerza esa estela taurina que sembró en la familia su tío Óscar Rivera, matador de toros jalisciense de los años sesentas y que a partir de hoy pretende cobrar mayor fuerza entre los Corona.
Un festival de lujo
Mientras esperábamos a que llegara Joselito Adame, que hizo el largo viaje desde Torreón donde toreó la víspera –una paliza de más de 10 horas de carretera–, la gente degustó distintos aperitivos antes de instalarse en la hermosa plaza de tientas donde todo el detalle está cuidado
En este rancho no había nada, absolutamente nada. De tal forma que en el último año se han edificado las dependencias para su buen funcionamiento, así como levantado cercas para delimitar los potreros. En este entramado de instalaciones de finos acabados y donde todos los detalles están cuidados al máximo en este rancho de 500 hectáreas de extensión, 40 de las cuales atesoran un bosque de robles.
Más allá de esa loma suave que se extiende hacia atrás del tentadero, pastan unas 250 vacas de vientre de distintas ganaderías de encaste San Mateo y Santa Coloma que Juan Pablo Corona ha adquirido en los últimos dos años, y que proceden de la ganadería de El Vergel, Teófilo Gómez y Montecristo, distribuidas en los empadres que se encarga de atender el matador Antonio Bricio, administrador de la ganadería.
Sabedor de que a partir de ahora los errores y los aciertos serán suyos, Juan Pablo empezará a desbocar su afición en aras de conseguir el toro que más le guste, tratando de imprimir su forma de ser, su senbilidad y su carácter.
Comilona y "desempance"
Con la ambientación de un mariachi, pues no podía ser de otra manera estando cerca de Cocula, la cuna de esta maravillosa tradición mexicana, hicieron el paseíllo los toreros de un cartel que completaron el español Víctor Puerto, Octavio García "El Payo" y Arturo Macías, para lidiar erales de San Constantino elegido para esta ocasión.
Faenas de distinto acabado, dotadas cada una de su propia música, fueron jaleadas por el público, gran parte del que nunca antes había tenido la oportunidad de visitar una ganadería de bravo o siquiera de poder convivir con los toreros. Este hecho significó esa amalgama tan rica que tiene la Fiesta, capaz de unir a todos por el mismo sentimiento.
Una vez finalizado el festival en el que destacó la transmisión de un ejemplar cárdeno, número 1, con el hierro de San Constantino, que le tocó en suerte a Joselito Adame, los invitados pasaron al área donde se sirvió una comida mexicana y se departió con mucha alegría al son del mariachi.
Juan Pablo no desaprovechó la ocasión para agradecer a los ganaderos presentes, entre los que se encontraban muchos amigos llegados de distintas regiones, y habló de esta ilusión de poder aportar su afición a través de San Constantino, con la ilusión de que las cosas salgan bien en esta interesante iniciativa que lo mantiene muy motivado y con ganas de que sea un punto más de encuentro familiar.
Ya cuando la tarde comenzaba a pardear y varios coches y camionetas había partido rumbo a Guadalajara, que se encuentra a 140 kilómetros de distancia, por la carretera que conecta Temaxcatitlán con Tecalitlán, para recorrer esta dos horas y cuarto de camino hasta la capital de Jalisco, echaron cuatro vacas para probar la iluminación artificial de la plaza.
Y los toreros que todavía andaba por ahí les hicieron fiestas, así como los aficionados que triplicaron su valor al calor de los tequilas, para afrontar este "desempance" con el que se remató una larga jornada cargada de emociones que comenzó y finalizó, como debe de ser, hablando de toros, y con la ilusión de que las cosas le rueden ben al flamante ganadero.
De esta manera tan original, Juan Pablo Corona despidió a sus invitados en un día que marcará su desempeño no sólo en la organización de festejos y el apoderamiento con la marca Casa Toreros, sino la otra gran inquietud que lo pone en este sinuoso y difícil camino en el que nos demuestra que ya está listo para emprender la compleja aventura de ser ganadero de bravo, lo que se traduce en un estilo de vida reservado a pocos privilegiados. ¡Mucha suerte!
Comparte la noticia