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Juan Pablo mantiene su racha triunfal (fotos)

Martes, 17 Feb 2015    Autlán de la Grana, Jal.    Juan Antonio de Labra | Foto: José Pelayo          
Dos orejas y salida en volandas
La última corrida del Carnaval de Autlán mantuvo el nivel de asistencia de público, que llenó más de tres cuartos del aforo de la plaza "Alberto Balderas". Y conforme transcurrió la tarde, el interés y la emoción de la gente creció a la par de los acontecimientos, ya que el encierro de San Miguel de Mimiahuápam pidió el carné a los toreros.

Las hechuras, la edad, y la romana de los toros, presagiaban que no iba a ser fácil resolver la papeleta en un ruedo de reducidas dimensiones para una corrida tan grande. Y ese poder que sacaron los toros se tradujo en más de media docena de tumbos, aparatosos, casi todos, que provocaron un sentimiento de preocupación cada vez que los caballos de los picadores se iban estrepitosamente a la arena.

En medio de este ambiente incierto y complicado, que generó varios momentos de herradero, brilló la raza de Juan Pablo Sánchez que consiguió tumbarle dos orejas de ley al quinto, un toro al que, a base de ponerse cerca y muy asentado, consiguió meter en la muleta en una faena templada y poderosa que le llegó mucho a la gente.

El hidrocálido se plantó en los medios con determinación para robarle pases de mérito al toro, al que provocó en muletazos tersos, largos, tapándole siempre la cara con inteligencia, para llevarlo embebido en los vuelos del engaño y rematarlo atrás de la cadera.

Y como el de Mimiahuápam tenía transmisión, no desaprovechó Juan Pablo para conectar con la gente a lo largo de una faena enjundiosa, como otras tantas que hoy hicieron tanto Daniel Luque como Diego Silveti, en una tarde que se había puesto cuesta arriba.

En este sentido, los redondos de Juan Pablo fueron un bálsamo para la tarde, gracias a la convicción de sentirse dueño de la circunstancias al haber impuesto su voluntad a un toro que tenía ese fondo de bravura que él supo encontrar.

El matador de dinastía se echó encima para colocar una estocada fulminante, la que le permitió cortar dos orejas de importancia en cualquier plaza de primera categoría. Y así de sonriente, satisfecho, dio la vuelta al ruedo tras haber conseguido una segunda puerta grande consecutiva al haber llegado con cuatro apéndices en la espuerta tras su reciente incursión en la Feria del Sol de Mérida, Venezuela.
Ya con el primero de su lote, un toro basto, serio y hondo, Juan Pablo había estado muy esforzado buscándole las vueltas al ejemplar que huyó reiteradamente de su muleta, circunstancia que le agradeció el público cuando se lo quitó de enfrente.

Había interés por ver a Daniel Luque tras sus triunfos de Guadalajara y León, pero ciertamente se topó con un lote que permitió poco lucimiento. Si acaso, el toro que abrió plaza, tuvo un aceptable pitón izquierdo, y aunque embestía sin entregarse del todo, el torero de Gerena consiguió ligar varios naturales de bella factura.

El público autlense estaba deseoso de que la faena creciera, y Luque se afanó por torear con claridad de ideas, seguridad y valor, siendo su desempeño con la mano zurda lo que le permitió mostrar esos detalles de calidad que aquí no pudo terminar de redondear debido al comportamiento del toro.

Un pinchazo previo a la estocada definitiva no fue impedimento para que la gente lo sacara a saludar una cariñosa ovación en el tercio, lo que hubiera sido el corte de una oreja de haber estado fino con la espada.

El cuarto fue un toro imposible, pues se escupió de las telas durante una lidia desordenada, producto de estos arreones que terminaban con el toro en las tablas, refugiándose y rehuyendo la pelea. A pesar de ello, Daniel trató de hacer bien las cosas y de someter a un toro que no quiso saber nada de su muleta.

Al final, Daniel tuvo que conformarse con esos naturales de excelso trazo, los que dio a su primer toro, y ahora permanecerá a la espera de seguir incursionando en plazas de México en un futuro cercano, pues es un torero que encaja muy bien en el gusto de la afición y que está deseoso de abrirse camino en este país que lo vio debutar como novillero hace poco más de una década.

Diego Silveti también se esforzó delante de su lote, y consiguió la faena de mejor acabado delante del tercero, un toro al que le dio muletazos templados en el terreno de los medios. Ahí lo sujetó en series con estructura, en las que se adornó por ambos pitones cuando consiguió someter la incierta embestida del de Mimiahuápam.

Cuando parecía que iba a cortarle una oreja, se dio a pinchar casi de la misma manera en que malogró la faena del sexto, en una tarde en la que encontró hueso y no pudo concretar su empeñosa labor.

Ese toro, que cerró el Carnaval de Autlán, fue uno de los que permitió estar más desahogadamente, y Diego trató de acoplarse en una faena concisa que terminó de mala manera con la espada, circunstancia que le granjeó la inconformidad y las protestas de un sector del público.

Al final de la tarde Juan Pablo Sánchez salió a hombros ante la mirada de admiración de un público que se le entregó con la misma fuerza con la que él había estado toreando, y con esa salida triunfal a hombros despidió este ciclo de corridas que goza de un gran prestigio en el calendario taurino mexicano.

Ficha
Autlán de la Grana, Jal.- Última corrida de carnavales. Tres cuartos de entrada en tarde soleada, con algunas ráfagas de viento. Seis toros de San Miguel de Mimiahuápam, serios, con edad y cara, de juego desigual, de los que destacó el 5o. por su transmisión y el 6o. por su nobleza. Pesos: 470, 530, 526, 538, 510 y 500 kilos. Daniel Luque (berenjena y oro): Ovación y división tras aviso. Juan Pablo Sánchez (rosa y oro): Silencio y dos orejas. Diego Silveti (verde manzana y oro): Ovación tras aviso y división tras aviso. Incidencias: Destacó en varas Ricardo Morales. Héctor Cobos sufrió un aparatosa tumbo y fue atendido en la enfermería de un golpe en el hombro derecho.


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