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Desde el barrio: Febrero loco

Martes, 17 Feb 2015    Madrid, España    Paco Aguado | Opinión   
La columna de este martes
Tras varias semanas de silencio y pasividad, se produjo por fin el estallido. Como si el toreo en España se hubiera despertado de una puñetera vez de la resaca navideña un mes y medio después, y quisiera ganar el tiempo perdido en tanta pasividad existencial. Y en ese todo o nada habitual de este mundillo, llega el loco febrero y toca hacer como que hacemos.

Porque la semana ha sido intensa y ha estado plagada de informaciones de muy distinto contenido que hay que pasar por la criba para separar grano de paja (también mental). Pues esa, en otros tiempos en los que no todo valía, era la función de un periodismo cabalmente entendido para que, con un simple golpe de vista, sólo ya por selección espacio, tamaño y ubicación, el lector pudiera discernir la importancia de cada hecho.

Pero aquí seguimos, soltando informaciones con cuentagotas para llenar el vacío nuestro de cada día, aunque sean tan inconsistentes y poco fundadas como las de la elaboración de los carteles de Sevilla. Y es que, pese a que la feria de Abril "pintaba bien" hace unas semanas para un compañero hispalense, en las oficinas de la calle Adriano todavía no hay nada cerrado.

Todo apunta a que, salvo el pródigo Manzanares, ninguno de los otros cuatro componentes del zarandeado y desbaratado G-5 pisará tampoco este año el amarillo albero de la Maestranza. Sea por el dilatado desprecio hacia las figuras, o por la presión de algunas de ellas hacia los maestrantes para quitarles el momio a los cuñadísimos, el caso es que no parece que un año más vaya a haber muchos nombres sonoros bajo ese otro horrendo cuadro que han vuelto a elegir como cartel anunciador de las corridas abrileñas.

Mientras tanto, el Ministerio de Cultura se ha lanzado a anunciar a bombo y platillo el I Congreso Internacional "La Tauromaquia como patrimonio cultural", que se celebrará a final de mes en Albacete envuelto en varias actividades paralelas. Aunque el acto no hace más que repetir, de aquella manera, el formato del Fórum que desde hace seis años se viene celebrando en las Azores, el subsecretario Benzo nos lo vendió como un logro de su Gobierno, por mucho que el presupuesto que se le ha asignado sea "austero".

Tan austero como el propio trato a la Tauromaquia, a la que siguen sin aportar un solo duro de sus presupuestos, salvo para ese Premio Nacional que ayer recogió Paco Ojeda, o esa Medalla de Oro de las Bellas Artes con la que, también de manos de la familia real, se hizo Victorino la semana pasada. Y aún así tuvimos que escuchar de boca del señor Benzo que no nos podemos quejar los taurinos, porque bastante hacen ellos por la Fiesta con desarrollar una política de blindaje.

Pero así están las cosas. Mientras que el famoso plan Pentauro sigue más parado que un albañil de 55 años y el recurso frente a la prohibición catalana sigue durmiendo en un archivo perdido del Tribunal Constitucional, los políticos del PP siguen poniéndose medallas por una autoproclamada defensa de la Fiesta que parece pasar únicamente por salir en la foto de los días "señalaítos", como en la manifestación de Castellón.

Convocadas por el pueblo, por las asociaciones taurinas de la provincia, tanto de aficionados como de "bous de carrer", miles de personas llenaron las calles de la capital de la Plana el pasado domingo para reivindicar de una vez lo que es suyo. Suyo y de nadie más, aunque la plana mayor de la derecha local, que debería taparse un poquito, se apresurara a usurpar el protagonismo de un acto en el que los sentimientos y el derecho primaban por encima de la política. Ojalá que la "manifa" castellonera sirva como modelo a seguir, porque ya va siendo hora de pasearnos a cuerpo.

Como lo iba siendo también que, tras el retraso forzado por los funcionarios valencianos, se conocieran de una vez los carteles de Fallas. Porque, pese a las primeras impresiones –qué bien nos iría a los periodistas taurinos si dejáramos de jugar a ser Bernstein y Woodward por los rastrojos la feria ha quedado bastante mejor de lo que se suponía. Gran feria, en realidad, por mucho que como siempre sobren y falten algunos elementos en los carteles.

Reducido el ciclo en festejos, pero también en el precio de los abonos, las mejores fechas falleras de este año, con el jueves para el día grande de San José y rodeado de dos largos fines de semana, hacen prever que la empresa –¿Simón Casas o la FIT? obtendrá unos excelentes resultados económicos que ojalá se correspondan a los artísticos. No sería mala noticia para arrancar este año decisivo.

Pero lo que de verdad se estaba haciendo esperar eran las señales de humo de José Tomás, después de seis meses de absoluto mutismo en su exilio hidrocálido. De momento, sabemos, y como siempre por boca de otros, que va a torear en la feria de San Marcos, lo que ya es algo. Pero todavía no hay noticias de sus planes en España, donde, por mucho que sigan renegando sus detractores, se le espera como agua de mayo.

Y aunque aún hay más hechos positivos que comentar, como el gran alegato taurino que el seleccionador español de fútbol, Vicente del Bosque, hizo en el pregón del Carnaval de Ciudad Rodrigo, por qué no quedarnos para el final con esa imagen de deslumbrante solera torera de Joselito tentando en Magesq: con americana de espiguilla, parpusa inglesa, safo al cuello y zahones bien pavonados, el de La Guindalera representa muleta en mano todo eso que el toreo no debe nunca dejar de ser, ni en el silencio borreguil de los inviernos.


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