El Payo se afianza en "Aguas"
Sábado, 01 Nov 2014
Aguascalientes, Ags.
Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda
El queretano cortó sendas orejas y salió a hombros
La Corrida de Calaveras de este año tenía un interés especial por tratarse de la alternativa de un torero de dinastía, como es el caso de Fermín Espinosa "Armillita", así como por la presencia de Octavio García "El Payo", ambos triunfadores de la Feria de San Marcos de este año, y al final, el matador queretano cosechó un nuevo triunfo y salió a hombros, mostrando su paso ascendente.
Por su parte, Fermín estuvo a la altura de las circunstancias, y no obstante que está muy nuevo, se sobrepuso a las críticas de aquellos aficionados que estimaron que llegaba sin suficientes méritos al doctorado.
En medio de ambas historias, Alejandro Talvante estuvo muy centrado y cuajó una faena luminosa ante un toro manso y facilote, misma que no pudo redondear con la espada. No obstante, el extremeño disfrutó la entrega de un público que lo está esperando, y eso siempre debe ser reconfortante para cualquier torero.
El Payo sigue sin creer en nadie, por su actitud y su capacidad, así como su contundencia con la espada, delante de un primer toro que tenía una faena escondida que él fue descubriendo hasta cuajar muletazos muy sentidos, en los que se plantó con mucha firmeza y giró sobre los talones, haciendo gala de una colocación muy precisa entre los pases.
La gente apreció esta labor, consistente en ir haciéndose del toro hasta obligarlo a embestir en una faena maciza que culminó de una estocada rotunda que desembocó en la concesión de la primera oreja obtenida por el queretano.
El quinto era un toro bien rematado, que tuvo un ligero atisbo de que podía embestir, pero en el tercio de banderillas se orientó y comenzó a defenderse, pues topaba y sabía lo que dejaba atrás.
En este trasteo El Payo también se afanó en comprender las reservonas y cambiantes embestidas del toro, y la gente agradeció su entrega que culminó de una estocada en buen sitio para cortar otro apéndice y alcanzar otra puerta grande consecutiva en esta plaza.
Consciente de que muchos lo iban a estar esperando con la escopeta cargada, Fermín Espinosa trató de sacudirse los nervios desde que se abrió de capote, y más adelante hizo, al toro de la ceremonia, una faena con el sello de la casa, por su temple y tersura, a pesar del fuerte viento que molestó durante todo el trasteo.
Y el escepticismo de muchos se trocó en confianza cuando el nieto del maestro Fermín ejecutó muletazos largos, abriendo el compás, jugando la cintura con elegancia. De no haber señalado un primer pinchazo antes de la certera estocada, quizá hubiese sido un argumento de mayor peso para recibir una oreja. Al margen de ello, ahí quedó la clase de un torero al que sólo el tiempo dará o no la razón.
En el sexto, un toro castaño, silleto, algo jorobadito, que fue el más completo de la tarde, Fermín volvió a torear con enjundia, sobre todo por el pitón derecho, el mejor del ejemplar tlaxcalteca. Y así le dibujó muletazos largos en los que hizo bien las cosas.
Una vez más no estuvo fino con la espada y se esfumó la posibilidad de cortar otra oreja, lo que al final se tradujo en una división de opiniones al abandonar el redondel, con la cara en alto, sabedor de que ahora en adelante se le exigirá todas las tardes, y de su carácter dependerá el rumbo que tome su carrera, más aun ahora que está a tres semanas de confirmar su alternativa en La México, ante un sinodal nada fácil como es el público capitalino.
Talavante le aprovechó muy bien las querencias al cuarto para construir una faena interesante, pues el berrendo en cárdeno, alunarado, lo dejó andar muy a gusto, pero era preciso entender bien los terrenos para poder cuajar muletazos, en muchos casos con ese toque heterodoxo, ahora mezclado de clasicismo, en donde existe una atractiva amalgama expresiva.
Cuando parecía que el extremeño iba a cortar una oreja con fuerza, pues el púbico aquilató su labor, señaló un primer pinchazo del que resultó con un corte en la base del pulgar de la mano derecha, atisbo, por un momento, de esa grave lesión de ligamentos de la mano izquierda que le hizo perder varias fechas en la reciente temporada europea.
No satisfecho con el resultado de su actuación, y tras haber lidiado a un primer toro que fue complicado y tenía peligro sordo, por mirón e incierto, Talavante decidió regalar un sobrero que era un auténtico muñeco, perteneciente a la divisa de San Isidro. Pero el toro duró un suspiro, y esos dos primeros y escalofriantes estatuarios, incluido un pase cambiado por la espadas, fueron el escaso balance de una faena que no tomó vuelo porque el toro se paró muy pronto.
Así concluyó esta corrida en la que El Payo afianzó posiciones, y mostró otra vez los colmillos, esos afilados dientes de tigre que van en busca de pegarle un "bocao" a Joselito Adame, que sigue al frente del volante del carro de los triunfadores en este país, como líder indiscutible de la torería nacional.
Ficha Aguascalientes, Ags.- Plaza Monumental. Media entrada (unas 8 mil personas) en tarde fresca, con intermitentes ráfagas de viento, sobre todo al principio de la corrida. Seis toros deMontecristo, desiguales en presentación y juego, de los que destacó el 1o. por su nobles y el 6o. por su transmisión; y uno de San Isidro (7o., de regalo), de escaso juego. Pesos: 491, 489, 485, 506, 471, 463 y 460 kilos. Alejandro Talavante (grana y oro): Silencio, vuelta tras aviso y silencio. Octavio García "El Payo" (azul purísima y oro): Oreja y oreja. Fermín Espinosa "Armillita" (blanco y oro): Ovación y ovación. Incidencias: Talavante sufrió un corte en la mano derecha al pinchar al segundo toro de su lote y fue atendido en la enfermería, donde le dieron varios puntos de sutura y le hicieron un vendaje. Destacó en banderillas el aspirante Aldo Navarro, que saludó, mientras que Efrén Acosta colocó un puyazo muy torero.
Comparte la noticia