Los integrantes de la industria taurina internacional desembarcaron en América, al cabo de la rigurosa campaña europea los más importantes toreros del orbe acompañados de apoderados y empresarios cruzaron el Atlántico para emprender la campaña invernal, intenso trajín artístico que ya vivió sus primeros capítulos en México y Perú, escalas iniciales de una agenda a la que se sumarán cosos de Ecuador, Colombia y Venezuela.
La plaza de toros de Acho, en Lima, puso en escena los dos primeros festejos del ciclo del Señor de los Milagros secuencia de espectáculos que convoca a toreros locales y foráneos para disputar el prestigioso Escapulario de Oro, premio mayor del añejo torneo taurómaco.
La afición limeña sin duda tiene importancia mundial, de hecho su plaza de toros es la más antigua de América abierta en 1766 fue remodelada en varias ocasiones para dar cabida a catorce mil personas y permitir que por su inmenso ruedo de 60 metros de diámetro desfilen los más destacados diestros de la historia.
La secuencia de corridas patronales se lleva a cabo desde 1946, el doce de octubre de aquel año el gran Manuel Rodríguez "Manolete" acompañado del mexicano Luis Procuna y el peruano Alejandro Montani, personificaron la primera edición de la Feria del Señor de los Milagros.
El mismo Manolete fue el protagonista excepcional de otra interesante historia vivida poco tiempo antes a más de cuatro mil kilómetros de distancia en México, cuya Plaza Monumental fue inaugurada la tarde del 5 de febrero de 1946; el genial torero de esbelta planta y rostro triste, junto a Luis Castro "El Soldado" y el mismo Luis Procuna abrieron las puertas del gigantesco escenario que alberga a 42 mil espectadores.
Entre las anécdotas más atractivas de la historia del icónico anfiteatro se cuenta la acontecida días antes de su apertura, el 3 de febrero de 1946 el Arzobispo de México Luis María Martínez ofició la bendición de la plaza y pronunció las inolvidables palabras: “y que conste que yo le di la vuelta al ruedo antes que Manolete”.
"La México" como se le conoce en el ambiente taurófilo, es la plaza más importante de este lado del mar, el sobrecogedor embudo de casi cuarenta metros de alto convoca a una multitud que vive con intensidad cada una de las tardes, en los momentos de triunfo la plaza ruge con una fuerza y calor inusuales aupando a los toreros y colmando al colosal escenario de un especial ambiente de voces, colores y emoción.
Tanto Acho como la Monumental México pondrán en escena festejos cada fin de semana para marcar el camino de otras ágoras que programan destacadas jornadas de toros, el caso de las ciudades aztecas de Tlaxcala, Guadalajara, Querétaro, Juriquilla, Morelia y Teocaltiche; Quito, Latacunga y Riobamba en Ecuador y, Cali y Manizales en Colombia.
En la mitad del mundo la Plaza de Toros Quito, estrenada en marzo de 1960, permanecerá cerrada por tercer año consecutivo, la politizada prohibición del último tercio de la lidia desilusionó a los aficionados y desalentó a los gestores del inmueble que suspendieron el tradicional abono del Jesús del Gran Poder.
Así las cosas, la actividad local se centrará en la preciosa Plaza Belmonte ubicada en el corazón colonial de la ciudad, el nocturno festival de la Virgen de la Esperanza de Triana y una corrida goyesca se preparan para los días 3 y 4 de diciembre; en tanto que las ciudades andinas de Latacunga y Riobamba apostarán con fuerza por la fiesta de los toros durante la segunda quincena de noviembre.
En América es tiempo de toros, desde La Monumental México, pasando por Bogotá y Quito, hasta en la legendaria Acho se guarda silencio en memoria del ya inmortal José María Manzanares, un torero que marcó la tauromaquia para siempre.