La suerte no estuvo de lado de Arturo Saldívar durante la Corrida Goyesca que se llevó a cabo este día en Las Ventas de Madrid, donde sus ilusiones se estrellaron ante un pésimo lote que ofreció nulas opciones de lucimiento y ante el que estuvo tesonero.

Su primero, con el hierro de El Cortijillo, fue un toro deslucido que tenía, además, un peligro sordo. Arturo se afanó en sacarle partido en lo que fue una faena larga y en la que no escatimó esfuerzos, intentando dejarle la muleta un poco retrasada cuando comenzaba a quedarse corto.

No dio para más el complicado ejemplar y el trasteo no cobró mayores alturas, aunado a la continua molestia del viento que obligó al diestro mexicano a cambiar constantemente de terrenos con el objetivo de encontrar el sitio más adecuado para poder estructurar, sin llegar a encontrarlo.

El sexto de la tarde fue de Hermanos Lozano, un colorado de seria arboladura y que no tuvo mayor fondo de bravura, diciendo muy poquito a los tendidos y manseando durante varios pasajes de su lidia, mostrando complicaciones desde los albores y echando la cara arriba al caballo.

De nueva cuenta el torero mexicano hizo el esfuerzo, como correspondía, y anduvo serio ante el complicado comportamiento del colorado, que se defendía y tiraba derrotes. Al final, el toro se quedó paradito y Saldívar siguió intentado abrir caminos, en una labor que resulto cuesta arriba.

Lástima grande las circunstancias que se dieron en esta corrida para Arturo, pues sus toros no se prestaban "ni para estar valiente y pegarse un arrimón", pues no transmitían absolutamente nada.

Diego Urdiales dio la única vuelta en el festejo, luego que el público le reconociera tras jugarse la piel delante de su primero, pues el ejemplar se tornó peligroso al desarrollar genio. El torero riojano hizo gala de mucho valor, así como raza para solventar las dificultades, y al final no le fue otorgada la oreja que el público solicitó con insistencia.

El segundo de su lote no tuvo prácticamente un pase; manso de solemnidad, dio pie para que solamente Urdiales pudiera mostrarse esforzado.

La actuación de Antonio Ferrera fue destacada en ambos toros y se mostró como un torero maduro, además de exponer y brillas al cubrir los segundos tercios. El colorado primero se vino mucho a menos y careció de recorrido, pero Ferrera supo resolver con atingencia y torería.

Su segundo, muy serio, tendía a defenderse y apretar hacia los adentros. Enfibrado y advirtiendo que contaba con un mejor pitón izquierdo, se puso la sarga por este perfil y los naturales fueron los momentos de mayor calado en una faena valiente y enrazada. Al final, una ovación tras dos avisos.