Especial: ¡Feliz Día del niño!
Miércoles, 30 Abr 2014
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Foto: Pablo Esparza
Joselito, en el festejo del Día del Niño, año 2002 en La México
"¡Feliz día del niño!" rezaba una manta en la entrada principal de la Plaza México aquel domingo 28 de abril de 2002. El coso de Insurgentes abría sus puertas para un festejo especial por el día del niño y tomarían parte seis chavales que, de entrada, eran desconocidos para mí.
Ahí estaba. Yo tenía 14 años y jamás había asistido a un festejo de niños toreros, por lo que de entrada contaba con un interés especial. Recuerdo que el cartel era encabezado por la rejoneadora Paty Gómez Vega y, a pie, cinco espadas que hoy en día son matadores de toros y que conformaban aquella cuadrilla del siempre entusiasta Pepe San Martín.
Pepe López, Pepe Murillo, Juanito Chávez, Hilda Tenorio y Joselito Adame, partieron plaza vestidos de luces aquella soleada tarde que fue, en sentido estricto, una novillada sin picadores, la única que de primera intención recuerdo en La México durante tiempos recientes.
Con 15 años de edad, López, Murillo y Tenorio dejaron sus credenciales en el ruedo, e incluso Hilda cortó una bien ganada oreja y resultó conmocionada. Juanito, par de años menor, también tocó pelo. Sin embargo, llamó particularmente mi atención Joselito Adame, pues aunque ahora sé que contaba con 12 años en 2002, la verdad parecía de menos debido a su baja estatura y carita de chavalín.
Adame le salió con singular alegría a un eral que, si no mal recuerdo, era de la ganadería de El Vergel y parecía más alto que él. La afición en el tendido -habría unas dos mil personas- se le entregó por completo tras un singular quite por chicuelinas, muy ceñido y con salero.
Luego colocó tres ajustados pares de banderillas, brincando materialmente para poder clavarlas. Ya en esos momentos me admiraba la gran seguridad de ese chiquillo y la manera en la que gozaba dentro de su personaje, pero sobre todo la técnica para andar en el ruedo sin mayores apuros.
En la faena de muleta todo explotó. Y es que Joselito no dejaba pasar las embestidas, que hubiera sido lo más sencillo dadas las condiciones, sino que llevaba el eral muy enganchadito a su pequeña muleta. Al final, se volcó sobre el morrillo y un estocadón terminó la vida del burel.
Recuerdo que todos exigíamos el rabo, que por falta de criterio del juez no fue otorgado. Sin embargo, el chaval obtuvo dos orejas y, con lágrimas en los ojos, fue paseado en hombros. Mientras esto sucedía, recuerdo que mi padre me dijo: "Este niño, si lo llevan bien, va a ser un torero importante y hasta una figura". Y no se equivocó.
Hoy, en este Día del niño, recordamos con gusto a este pequeño, de nombre Joselito Adame, que hoy en día es uno de los toreros más importantes de nuestra baraja mexicana. Y así como él en aquellos tiempos, en la actualidad muchos niños mexicanos inician con este sueño de ser toreros. Suerte para todos... y un abrazo en su día.
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