¿Cuánto vale cortar tres orejas en  Guadalajara? ¿Cuánto vale pasarse un toro cinqueño por la barriga sin hacerle gestos? ¿Cuánto vale conquistar a la afición tapatía?

Esas respuestas fueron aderezadas con una sonrisa inocente en los labios es la que hoy tiene Sergio Flores, que logró un triunfo contundente ante un encierro de Barrlava y en un improvisado mano a mano ante la lesión de Ivan Fandiño, que salió del cartel. Por su parte, Arturo Saldivar salió con las manos vacías pero manifestando un gran esfuerzo durante toda la tarde.

El toro impone, y lo hizo toda la tarde. El encierro de Barralva captó la atención de los aficionados que no perdieron atención a lo que sucedió en el ruedo en todo momento. Los gritos chuscos de siempre, que llenan los espacios de tedio, fueron omitidos por el comportamiento del toro auténtico.

Y para que la bravura tuviera contrapeso, tenía que estar presente quien les hiciera frente, y ese fue Sergio Flores.  En su primero se plantò en la cara del astado para realizar una faena sobria, en la que el grito de "olé" brotó con el autenticidad que solo puede salir de la presencia de un toro y un torero de verdad. Faena de verdad, dos orejas y la conquista de una Guadalajara que aquilata lo que se hace con un toro de cinco años.

Pero ya con el triunfo en manos, Flores se la volvió a jugar en su tercer toro. Un astado al que le plantó cara, le puso la cara, el pecho, la frente por delante y sin perder la compostura le extrajo muletazos que nadie creía posibles. Jugándosela cual si estuviera debajo en el resultado final, cuando ya portaba la etiqueta de triunfador de la tarde.

Arturo Saldívar mostró su habitual actitud de esfuerzo y entrega, pero tuvo en contra la puntería con la espada.