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Liber Taurus: Diálogo con "Navegante"

Viernes, 19 Jul 2013    Quito, Ecuador    Santiago Aguilar | Opinión   
La columna de este miércoles

Hace muy pocas semanas la casa editorial Espasa puso en circulación el libro "Diálogo con Navegante", un texto que desde el testimonio de José Tomás recrea la terrible cornada sufrida por el torero español en la plaza mexicana de Aguascalientes la tarde del 24 de abril de 2010, herida que colocó al revolucionario lidiador en un cara a cara con la muerte. Los dramáticos momentos del percance, la conmoción vivida minutos después y la valiente recuperación, dejaron muchas enseñanzas respecto a lo que entraña la profesión de matador de toros.

A partir del relato del torero, plumas como el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, los escritores Paco Aguado, Zabala de la Serna, entre otros;  se suman a esta profunda y estremecedora reflexión. Por el valor histórico que comporta, consideramos válido reproducir el diálogo que José Tomás mantuvo con "Navegante" el toro que a punto estuvo de quitarle la vida.  

"Unos días después de despertar de la cornada de Aguascalientes empecé a recibir la visita de Navegante, el toro que me la dio. Al principio, la verdad, no me hizo mucha gracia. Pero con el paso de las semanas olvidé el rencor, agarré confianza con él, empezamos a conversar y nos llegamos a hacer colegas; al fin y al cabo, me di cuenta de que aquella cornada, más allá de enemistarnos, nos había unido  para siempre.

-¿Por qué te volviste de aquella manera tan inesperada?

-¿Te tocaba pagar otra vez por todo lo que te estábamos dando los toros. Para empezar, con nuestras embestidas  le encuentras sentido a tu existencia. Estando ahí frente a nosotros, en el ruedo, te sientes más vivo; te puedes expresar toreándonos y juntos llegar al arte. Generas ilusión en la gente que acude a verte a  la plaza, emoción cuando te acoplas con nuestras embestidas, te dan premios como este Paquiro. Todo tiene un precio y como bien sabéis los toreros, nosotros cobramos cada cierto tiempo. Me tocó a mí el marrón de cobrarte a ti y aunque en mi instinto va el ataque, me costó un poco el hacerlo. La verdad, sabemos que si no fuera por vosotros, los toreros, y porque existe la tauromaquia nuestra especie no sobreviviría. Además, iba contra mi imagen de toro para las figuras. Ya sabes lo que dicen alguno de nosotros, que somos cómodos e inofensivos.

No veas lo que me entra por el cuerpo cada vez que les escucho hablar así. Pero en la plaza cada uno se comporta tal y como es, en la plaza no se puede fingir, en la plaza todo es de verdad.

-Me dijo él.

-Tienes razón, "Navegante" –le contesté-.

Tengo asumido por  mi educación taurina que os tengo que pagar un tributo. Y cuando llega, lo vivo con normalidad, incluso en esta ocasión, así ha sido. En esos  momentos en los que no estaba claro el futuro de la pierna lo único que podía era agradeceros todo lo que me habéis dado. Eso sí, iba a poner todo lo que estaba en mis manos –lo demás estaba en las de los doctores, como lo estuvo en el momento de  la cornada- para poder recuperarme y volver a sentiros cerca.

Fue un camino largo, muy largo e intenso, muy intenso. De mucha incertidumbre que me hizo crecer como persona, que me hizo crecer como torero. Porque tuve que profundizar en las formas, y como dijo Hegel “en el arte la forma es el fondo”. 

Fue más hermoso que nunca reencontrarme con las sensaciones de siempre, coger una muleta, torear de salón, hacer un tentadero, ponerme el traje de luces, llegar a una plaza de toros, y liarme el capote de paseo para volver a pisar el terreno de la libertad. La libertad que se siente en el ruedo poniendo la vida en juego, aunque, eso sí, a cambio de más vida todavía, la que nos regaláis con la posibilidad de templar vuestras embestidas despacito, muy despacito.

Perdónenme ustedes el atrevimiento, pero con esto que trajo Walt Disney de ponerle voz a los animales –hoy en día todos hablan-, se me ocurrió esta otra manera de agradecer y compartir este premio con ese animal llamado toro bravo. Ese animal que me quiso quitar la vida en Aguascalientes, es el que me ayuda a vivir la vida más plena que conozco. Y después de vivir este percance, lo tengo más claro todavía: vivir sin torear no es vivir.

Quiero agradecer y compartir el premio con los doctores que me han atendido en el proceso de recuperación, y en especial a Rogelio, por estar este tiempo a mi lado. También, por supuesto, a todas las persona que me  han apoyado y comprendido en los momentos más difíciles. 

Dar las gracias a los miembros del jurado por otorgármelo y decir que la dotación económica del mismo , una vez más, irá destinada a la cuenta de la Fundación José Tomás, fundación que entre sus fines tiene el de ayudar a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. En estos momentos difíciles que vive el país, hemos pensado que debemos ayudar a todos. Una de las cosas más básicas, una de las necesidades primarias del ser humano, es la comida; por ello vamos a  donar este premio a dos comedores sociales: los comedores Ave María y Santiago Masarnau".


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