La tarde marchaba por el clásico derrotero del viejo refrán que apunta "corrida de expectación, corrida de decepción", cuando de pronto, Morante, animoso en extremo, salió a recibir al quinto con el capote y calentó el ambiente con unas verónicas cadenciosas, repletas de empaque y torería.

El ánimo volvió al público, que había sufrido la lidia de varios toros descastados y sin contenido, que apenas y había permitido a Juan José Padilla, por ejemplo, hacer una primera faena templada y de buen gusto, en la que el jerezano derrochó afición.

De tal guisa que cuando Morante dibujó un par de verónicas más en el quite –una de ellas paró el tiempo– parecía que la tradicional Corrida de Beneficencia no se iba a ir al despeñadero.

Y fue una verdadera pena que el toro no tuviera fondo para resistir una faena más larga, lo que impidió que Morante se explayara y sólo pudiera bosquejar detalles de su toreo profundo e inspirado, como fueron esos muletazos ayudados, andándole al toro en la parte final del trasteo, y que tuvieron el sabor del toreo eterno.

De los demás se puede apuntar una faena de Sebastián Castella al sexto, un toro que se movió con cierta transmisión y que era difícil de templar. Los péndulos iniciales, así como un par de series por ambos pitones fue el escaso balance de una labor en la que el torero francés quiso prodigarse sin resultados favorables. La gente le agradeció el esfuerzo.

Padilla, como quedó asentado, hizo una faena sobria y profesional al toro que abrió plaza, que a la postre tuvo un comportamiento aceptable. El jerezano mostró esa faceta que también habita en su tauromaquia, la de torero sereno y pensante que lidió con oficio a este remiendo de Victoriano del Río al que inclusive se animó a banderillear.

El cuarto embistió de manera incierta y le echo mano a Juan José, afortunadamente sin consecuencias, tras lo cual culminó un trasteo entre altibajos que le granjeó el susto de una voltereta. La rabia no le cabía en el cuerpo de ver que se escapaba una buena oportunidad para dar un campanazo en Las Ventas, que lucía llena a reventar.

En los corrillos taurinos al final del festejo se comentaba la posibilidad de que Joselito Adame sustituya a Iván Fandiño en la corrida del próximo viernes, en la que están anunciados El Cid y Juan Pablo Sánchez, un hecho que, de darse, sería histórico para la tauromaquia de México. A ver qué pasa en las próximas horas.