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Ruedo: El convencimiento de Saldívar

Miércoles, 29 May 2013    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Opinión   
La columna de este miércoles en Récord

En cada entrevista se le escucha convencido de lo que quiere. Respaldando con hechos sus palabras, Arturo Saldívar cortó una merecida oreja ayer en la Feria de San Isidro y de paso elevó el promedio de orejas obtenidas por los toreros mexicanos en los últimos 22 años en Madrid. 

Saldívar salió a cortar el bacalao. Intenso. Rebosante de redaños. Sin parpadeos. Con una actitud avasalladora. Quedándose quieto como un rompeolas.  

Los derechazos de rodillas en el centro del inmenso ruedo fueron su declaración de intenciones. Postrado ligó el toreo, con la dificultad que eso entraña. Se mostró firme y decidido en todo momento ante un toro que levantaba la cara al final de los pases, resistiéndose a humillar, empecinado en ponerle tachones a la valiente tarea saldivarista.   

Las bernadinas finales, con ostensible vaivén pendular de la muleta, cambiándole el viaje al burraco en el último segundo, pusieron el broche de la emoción a una faena corta y concisa, en la que el torero supo entender que no cabían los trazos de sobra.  

Llegó la deletérea estocada y aunque el quisquilloso juez tardó en premiarlo, finalmente le concedió la valiosa oreja. 

El triunfo del hidrocálido confirma que la fórmula correcta es enviar a los toreros mexicanos a prepararse a España. Hoy por hoy, podría decirse que ese es el único camino hacia una auténtica consolidación. Los frutos de esa apuesta ya están a la vista.

Retrospectiva

Es el nombre de la nueva sección de Toros y Toreros, que inició durante la emisión del pasado lunes. Cada semana rescataremos imágenes de la formidable filmoteca taurina del Canal Once, que traerán grandes recuerdos a los aficionados.

El segmento lo estrenamos con las escenas de la última actuación de Curro Romero en ruedos mexicanos. Fue en la plaza Santa María de Querétaro en 1992. Le dio la alternativa a Rodrigo Galguera, en presencia de Miguel Espinosa "Armillita", con toros de la ganadería de Lebrija.

Romero había confirmado su alternativa en la Plaza México en 1962 con un toro de La Laguna y tenía 11 años sin torear en nuestro país. La ilusión permanente de verle un detalle imborrable llevó a muchos capitalinos a Querétaro para admirar al legendario Faraón, que dio pinceladas de su arte y su empaque. 

El gran Francisco Romero López cumplirá 80 años de edad el primero de diciembre de este año.


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