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El extraño gozo de una faena por naturales

Lunes, 10 Dic 2012    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión | Foto: Sergio Hidalgo   
Morante de la Puebla durante su última actuación en La México
Alguna vez me confió David Silveti que su plaza sudamericana favorita era la de Caracas  –el Nuevo Circo, sin toros desde hace más de diez años. El porqué: sólo ahí, para que la banda acompañe una faena con el pasodoble, tiene el diestro que estar toreando por naturales.

El pase natural o regular –por oposición al cambiado– debe su nombre a los terrenos que ocupan toro y torero, y al hecho de que éste, conservando el estoque en la mano derecha, maneje la muleta con la zurda, tomando al astado por el pitón del mismo lado. Así de simple. Así de claro. Mucho después de descrita esta suerte fundamental por Pepe-Hillo  –en la Tauromaquia que dictó a José de la Tixera poco antes de morir–, llegaría al toreo el derechazo, un natural de menor rango, puesto que se da extendiendo la tela con ayuda del estoque. Será, quizás, por esta circunstancia de alivio que, mientras el derechazo se ha convertido en el pase de muleta más socorrido y trillado (repásese cualquier reportaje gráfico sobre cualquier festejo: no sólo predominan fotos de derechazos, sino que resulta difícil distinguir los de cada alternante).

El caso es que si, como crítica a la monotonía de la fiesta, se hablaba hace medio siglo de "faenas de dos pases" –derechazo y natural–, hoy la faena estándar está prácticamente reducida a uno, y para ver a un matador con la muleta en la izquierda hace falta que la faena esté ya hecha y deshecho el toro a fuerza de derechazos.  Puede que sea más por costumbre que por prudencia, pero el caso es que la tauromaquia actual ha relegado a intentos menores la práctica del pase fundamental.

Faenas al natural en El Toreo de la Condesa

Los anales de la fiesta en el Distrito Federal contienen puntual registro de grandes faenas con la izquierda, a las que esta circunstancia magnificó hasta extremos legendarios. No hay que estar muy versado en el tema para saber de la que Manuel Jiménez "Chicuelo", el torero de la Alameda de Hércules, bordó con el sanmateíno "Dentista" (25-0-25): la crítica de la época contó 25 naturales ligados en varias series, y la declaró el mayor prodigio jamás visto, aunque recordando que ya había sido boceta por el ismo srtista sevillano el año anterior, con otro toro muy noble de San Mateo, "Lapicero" de nombre.

Pocos años más tarde, Carlos Quirós "Monosabio" –factótum de la crítica taurina– encontraba mayor ajuste y lentitud en el natural de Carmelo Pérez, ese fenómeno del toreo al que la voracidad empresarial arrojó prematuramente a la muerte. A "Viñero", de Zacatepec (11-01-31), le daría, entre varios más, "el mejor que se haya hecho en la plaza El Toreo", de acuerdo con la crónica de Armando de Maria y Campos.

Armilla y Garza

La rivalidad de los dos Colosos del Norte se hacía más enconada cuando sus respectivos partidarios discutían sobre el mérito de su torero con la muleta en la mano zurda, por algo denominada "la de cobrar". Grandes faenas de Fermín predominantemente izquierdistas fueron las de "Mexicano" de La Punta (07-02-32), "Tapabocas" de Coquilla (20-03-38), "Clarinero" de Pastejé (31-01-43, la tarde de "Tanguito") y las dos realizadas con los punteños "Consentido" y "Pituso", bordadas con la técnica perfilera de Manolete la primera tarde en que alternó con El Monstruo (16-01-46). El cordobés debe haberse quedado con los ojos cuadrados.

En cuanto a Lorenzo y sus naturales de oro –el compás en ángulo recto, el cruce al pitón contrario, el privilegiado juego de muñeca, la pequeña muleta con su vuelo natural–, los toros así inmortalizados procedieron siempre de San Mateo: "Amapolo" (14.03.37: su faena más emblemática, la de los naturales rodilla en tierra), "Príncipe Azul" (06-02-38), "Terciopelo" (15-01-39) o "Colombiano" (13-12-42). Ya veremos que las zurdas de ambos siguieron haciendo cuando El toreo desapareció.

Solórzano, Liceaga y Manolete

Jesús Solórzano Dávalos
ya había bordado naturales de escándalo en su famoso trasteo con "Granatillo" de San Mateo (10-01-32), pero quizá la primera vez que un torero se cruzó con un animal noble pero remiso para ligar un natural tras otro en series de figura erguida, muleta a rastras y pulseo preciso fuese en la faena del moreliano a "Cuatro Letras" de Zacatepec (13-11-32). A su elegante manera, el Rey del Temple continuaría cultivando el toreo izquierdista hasta el final de su carrera, pero la impresión ya no era la misma, con la fuerza y prodigalidad de la pareja Armilla-Garza haciendo contraste con la declinante carrera de Jesús.

En las faenas buenas del Manuel Rodríguez "Manolete"  –lo reconocen hasta sus adversarios–solía predominar el toreo al natural, ejecutado con clase y personalidad inconfundibles, aunque a veces se ayudara con la punta de la espada. Los aficionados que acudían a El Toreo lo pudieron constatar la tarde misma de su presentación (09-12-45), en la faena de rabo a "Gitano" de Torrecilla. Y en varias más, sobresaliendo los dormidos, ligadísimos naturales que recoge la filmación de su maravillosa faena a "Platino" de Coaxamalucan (17-02-46), último rabo suyo en La Condesa.

David Liceaga, uno de los torero más completos que ha dado México, sin que exista para él la debida justicia histórica, era también una notabilidad manejando la sarga en la mano zurda. Ese apego innato por el natural está resaltado en crónicas de su primera época como matador, referido a faenas como la de "Risquero" de La Punta (05-01-36) o "Zamorano" de San Mateo (13.12.42: auténtico faenón, alternando con Garza y Silverio), pero culminaría en forma memorable cuando bordó el natural con "Florista" de Torrecilla (25.02.25), faena de tal manera clásica que en ningún momento se puso la muleta en la mano diestra. Y que tuvo, además de temple y mando, el corolario de una gran estocada. Y el obligado premio del rabo de un Torrecilla de vuelta al ruedo.

Cuatro Caminos

Breve y discontinua como fue, la historia de El Toreo una vez trasladada su estructura a Naucalpan, supo también, así fuera fugazmente, el esplendor incomparable del toreo al natural. Fue gracias a Antonio Ordóñez y “Cascabel” –otro suavísimo burel de San Mateo: 09.12.56--, Jorge “Ranchero” Aguilar y "Bogoteño" de La Laguna (16-02-58) y Paco Camino con "Catrín" de Pastejé (27.03.63). Es posible que haya habido allí otras grandes faenas con la izquierda –alguna de José Huerta, por ejemplo–, pero no he podido reunir información suficiente al respecto.

Garza, Manolete y los pastejés

El 11 de diciembre de 1946 chocan por primera vez en la México dos colosos del pase natural. Con una bravísima corrida de Pastejé –la de mayor trapío lidiada en México por El Monstruo– el duelo de izquierdas pasará a la historia. Lorenzo, en trance de reaparecer, anda sin mucho sitio: lo recobra en cuanto se pone la pañosa en su zurda prodigiosa. Y tanto a "Amapolo" como a "Buen Mozo" les cortó el rabo. Al segundo lo bordó de tal manera que para darle réplica, Manolete, que ya había desorejado a "Murciano", ha de arrojar lejos su espadita de madera para ligarle naturales con la muleta sin ayuda a "Manzanito" y convencer de ese modo a la rejega afición. Fue la fiesta del pase natural. Y terminó con ambos colosos aupados en hombros y la tarde decembrina hirviendo en fervor taurino.

Armilla y "Nacarillo"

Pero a los pocos días (15-12-46), será Fermín Espinosa quien levante el mayor monumento conocido al pase natural. Fue con un torillo cárdeno sin mayor celo ni clase, "Nacarillo", de Piedras Negras, y en las propias barbas de Manolete, que tuvo una mala tarde. Hasta 27 naturales excelsos contaron –y cantaron– los cronistas. Absolutamente memorable.

Grandeza a cuentagotas

Hay constancia fílmica de una insólita faena por naturales de Luis Procuna –rey del toreo por alto— a "Polvorito" de Zacatepec (15-02-53). Poco antes (09-11-52), El Ranchero Aguilar había cuajado con la izquierda a "Montero", de San Mateo, obra consagratoria del torero de Tlaxcala.

Y sin olvidar lo bien que Fermín Rivera templó con su zurda magistral a "Clavelito III", el torrecilla de su despedida (17.02.57), habría que esperar otros seis años para que todo un artista del natural –el neoleonés Humberto Moro– dejara deslizar su izquierda de oro y domeñar a puro temple y sentimiento la seca bravura de "Orgulloso", de José Julián Llaguno (12-01-63).

Después, mucho después, veríamos una muy fina faena por naturales de Miguel Espinosa "Armillita" (26-04-81, a "Suertero", de Reyes Huerta); tampoco rehuía el toreo con la zurda Manolo Martínez, y buena muestra dio con "Gotita de Miel", de Xajay (25-02-79). Inolvidables naturales terminó ligándole Guillermo Capetillo a "Gallero" de Cerro Viejo –cumbre artística de su desigual carrera– (30-01-94), y los hubo también colosales en la de José Miguel Arroyo "Joselito" a "Valeroso" de De Santiago (25-02-96), como también en el lentísimo curso muleteril que Manuel Caballero con "Milenario" de Reyes Huerta (16-01-2000).

Así, y perdón si cometo alguna omisión involuntaria, hasta llegar a la asombrosa faena por naturales –exactamente 26– que Morante de la Puebla acaba de ofrecernos ante el remiso y mansurrón "Chatote", de San Isidro (19-11-12). Pues es indudable que no hay toreo mejor ni más meritorio y hondamente emocionante que el que se ejecuta con la mano izquierda, librando al arte y al pulso del hombre el limpio juego de un lienzo escarlata tomado por la mitad del estaquillador.

Puerta Grande para “Porteño”

El jueves último, en el auditorio del Centro Cultural de Apizaco,  lleno en su totalidad y como culminación de un programa artístico de primer nivel, se llevó a cabo la presentación de la autobiografía de Antonio Sánchez “Porteño”, aquel artista nacido en Acapulco que pudo ser uno de los grandes de nuestra fiesta. La presentación estuvo a cargo del conocido cronista –autor del prólogo de la obra– Guillermo Salas, del siempre agudo colega Leonardo Páez y de quien esto firma. Pese a lo cual, el evento fue de los que dejan honda huella.

Enhorabuena al homenajeado, a todos los participantes y a la formidable, cuidadísima organización, encabezada por Mariano Andalco, de Desarrollo Taurino del Gobierno de Tlaxcala.  


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