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Manzanares y Bolívar, a hombros en Medellín

Sábado, 11 Feb 2012    Medellín, Col.    Paulo Sánchez | Foto: Rodrigo Urrego         
Tras brindar una interesante tarde de toros

Luis Bolívar indultó un toro esta tarde en Medellín, Colombia, y compartió al salida en volandas con José Mari Manzanares, que cortó dos orejas, mientras que El Cid también triunfó fuerte pero no pudo ser izado a hombros al resultar herido en el muslo izquierdo.

La corrida fue menos de lo que dicen las orejas. Resultado debido a la excesiva emotividad de la afición antioqueña, que esta tarde vió como la juventud taurina se volcó a respaldar la fiesta, con 150 jóvenes que desde tempranas horas de la tarde se dieron cita en las afueras de la plaza, entre otros propósitos para decir en voz alta ¡TOROS SI!, y antes del inicio de la corrida una emotiva vuelta al ruedo llevando sus pancartas y cerrada y largísima ovación como gesto válido de reivindicación de la fiesta brava.

Luis Bolívar cortó tres orejas, dos de ellas simbólicas por inducir el indulto del sexto de la corrida de nombre "Cigarrito". Un toro noble y encastado que hasta la mitad de la faena tuvo prontitud y un punto de bravura. también hasta ese punto lo de Bolívar fue cumbre. En adelante la faena decreció en calidad y el toro en clase hasta que se rajó, detalle que el público pareció no ver, porque en medio del delirio colectivo pidió de manera unánime el indulto que demoró el palco, pero que desafortunadamente y de manera equivocada concedió.

Cabe reseñar el antecedente del brindis "a los dictadores que no respetan las minorias y no entienden que esto es un arte...". Tal vez esto, sumado a la emoción viva del acto de la juventud taurina, explica el desatino. Aunque estuvo brillante con el capote y cumbre, como ya se ha dicho, con la muleta, hasta que su atención se desvió al indulto, es justo decir que ni el toro fue de indulto, ni la faena de dos orejas.

Antes, en el tercero, Bolívar dió cátedra de paciencia y preciso cálculo de los tiempos. El toro fue bronco y calamocheaba en el final de los muletazos. Por el pitón izquierdo ganó en docilidad pero perdió en calidad y allí el reto fue lograr que los naturales tuvieran buen trazo porque el toro salia con la cara alta. Un final en tablas con el toro venido a menos.

El Cid aseguró su salida a hombros con el primer toro al que instrumentó series de mano baja y ligadas. Más claro por el pitón izquierdo y más recorrido. De algo supo en la faena El Cid, y fue de oportunidad; sabiendo aprovechar cada uno de los viajes del toro. Más recursos que técnica, y más técnica que temple tuvo el torero. Muy efectiva la estocada que quedó ligeramente tendida. Una oreja hubiera evitado el desenfreno de la presidencia esta tarde, pero concedieron las dos y ya todo en adelante tuvo un tinte de exceso y de poco rigor de la plaza.

El cuarto tuvo malas ideas desde la salida y El Cid ordenó un castigo excesivo en el caballo de Luis Pedrosa. Al sentido desarrollado por el toro, el diestro respondió con displicencia. Desatento y prepotente con la espada que intento dejar dos veces sin acierto. Inexplicablemente salió al tercio a saludar. Una cosa es que la gente estuviera excesivamente cariñosa, pero otra es que una figura no pondere con objetividad sus actuaciones.

Pobre y tenso cierre de corrida, porque el séptimo de regalo de El Cid, aguó la fiesta. Ni temple, ni reposo. Embarullado con la muleta en la izquierda a pesar de que el toro pasa mejor por ese pitón, para unos pocos pases. Peor el final del toro que se paraba en la mitad del recorrido y cambiaba la trayectoria buscando al torero. Una cogida que deja expuesta la zona escrotal y un fuerte dolor que dificultó la suerte suprema, no hicieron más heróica la actuación que sobró cuando todo en la plaza, con todo y excesos, era una fiesta y de ambientazo de triunfo.

No regresa aún en plenitud de facultades José María Manzanares, pero dejó detalles de toreo caro. Mucha clase y toreria con el capote en el segundo. Imperó el temple en las primeras series. El toro se defendió y no permitió verdadera ligazón. La faena no tuvo buen final, incluyendo un mal detalle de la estocada en dos tiempos al introducirla. Acierto del presidente que no concedió la oreja pedida por el público.

En la lidia del quinto estuvo lo mejor de la tarde. Un recital con el capote. con la muleta, sin rotundidad, la faena fue tomando vuelo y Manzanares encontrando la distancia para acoplarse con el encastado de Ernesto Gutiérrez. La faena fue de altibajos. El comienzo escaso de temple, pero con firmeza. Promediando la faena el toro mostró un mejor comportamiento por el pitón izquierdo y su ritmo permitió a Manzanares torear despacio.

Casi en el cierre logró lo que faltó en casi toda la faena, la limpieza completa en una serie. Una serie rotunda con la derecha que llega con fuerza al público y una serie en su estilo con la izquierda, profunda, con temple y al ralentí. Tampoco debieron ser las dos orejas con las que se premió esta faena. una sola hubiera sido no solo más justa, sino también más rotunda.

Ficha
Medellín, Col. Plaza "La Macarena". Media entrada en tarde primaveral. Toros de Ernesto Gutiérrez, con movilidad y juego diverso; el sexto, de nombre "Cigarrito" y herrado con el 238, fue indultado. Manuel Jesús "El Cid" (sangre de toro y azabache): Dos orejas, ovación y silencio tras aviso en el de regalo. José María Manzanares (berenjena y oro): Ovación tras petición y dos orejas. Luis Bolívar (palo de rosa y oro): Oreja y dos orejas simbólicas después del indulto del sexto.Incidencias: Saludaron tras parear al primero Jaime Mejía y Jaime Devia, y tras parear al segundo James Peña y Alex Benavides.


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